Judíos de Aragón

[1]​ Las aljamas judías más importantes del reino de Aragón fueron las de Zaragoza, Calatayud, Huesca, Jaca, Tarazona, Teruel, Barbastro, Luna, Uncastillo, Sos, Ejea, Daroca, Tauste, Ruesta, Borja, Alagón, Montclús, Monzón, Fraga, Alcañiz, Albarracín, Montalbán, Magullón y La Almunia.

La población de la aljama se dividía en dos a tres estamentos o manos (mayor, a veces mediana y menor) dependiendo del estatus económico y social de sus miembros.

[6]​ Entre los linajes judíos más distinguidos de Aragón se encontraban los Alazar, los Alconstantiní, los Cavallería, los Portella y los Zaporta.

Durante el imperio romano y el reino visigodo ya había en lo que luego sería Aragón una minoría judía, resultado de la diáspora del siglo I.

Esta minoría, tolerada por los romanos, estaba siendo perseguida por los visigodos en la época previa a la invasión musulmana.

Era una comunidad dinámica que "discurre paralelamente a la conformación del Reino, nacido en el siglo XI, que consolidó una estructura pluriconfesional amparada en el derecho foral, génesis de la convivencia pragmática de las tres ‘religiones del libro’ –judíos, cristianos y musulmanes–, cuyo signo e intensidad varió según el contexto histórico y socioeconómico".

[9]​ En un principio los fueros otorgados por los reyes a las poblaciones dictan normas muy similares para cristianos y judíos.

En el año 1215 el IV Concilio de Letrán decretó en el canon 68 que los judíos y los sarracenos se vistieran de un modo que los identificara como tales, y les prohibió mostrarse en público durante la Semana Santa.

[13]​ La Peste Negra de 1348 y sus posteriores rebrotes tuvieron un doble impacto en la población judía.

Muchos judíos fueron asesinados o hechos siervos, mientras que otros fueron forzados a convertirse al cristianismo.

Los dirigentes de las comunidades del reino fueron invitados al debate, así como otros notables e intelectuales.

[19]​ Muchos judíos aragoneses se convirtieron al cristianismo, con mayor o menor convicción, para evitar los altos impuestos y la persecución.

Estos conversos se integraron en la población cristiana, mezclándose incluso con familias nobles, pero su conversión no supuso el fin de la discriminación y la persecución.

Otros, llamados criptojudíos, fingían convertirse, pero en realidad guardaban su fe y la practicaban en secreto.

La inquisición vigiló y persiguió a las principales familias conversas del reino, reduciendo su influencia política.

Iglesia de la Consolación de Calatayud, antigua sinagoga mayor de la judería. Los arcos eran las entradas separadas de hombres y mujeres.
Mapa de la aljama judía de Zaragoza. 1:Sinagoga Mayor, 2:Sinagoga Menor, 3:Sinagoga de Bicorolim, 4:Sinagoga de los Siete Callizos, 5:Baños, 6: Alcaicería , 7:Puerta de la Alquibla .
Prestamistas judíos en una ilustración del Vidal Mayor
Santa Helena reunida con los judíos. Retablo de la Santa Cruz de la iglesia de Blesa , (1483-1487).