Este hecho actuó como catalizador de un movimiento que adquirió relevancia nacional y se extendió rápidamente a otros países.
Incluso los europeos interesados en la etnología —como el artista George Catlin, que observó, describió y pintó a berdaches incluso en la década de 1830—, preconizaban su eliminación.
La primera condena por sodomía conocida en una colonia británica norteamericana fue la de Richard Cornish, que fue ahorcado en Virginia en 1625, presuntamente tras haber violado a otro hombre.
También eran punibles en la mayoría de los estados los actos homosexuales entre mujeres hasta finales del siglo XX, pero las persecuciones eran muy raras y las penas solían ser más benignas que las correspondientes al mismo delito entre hombres.
Otros estados norteamericanos le siguieron; sin embargo, en Carolina del Sur, sodomitas convictos podían ser condenados a muerte hasta 1873.
En publicaciones pedagógicas sobre la sexualidad, como The Young Man's Guide (‘la guía del joven’, William Andrus Alcott, 1833) y Lecture to Young Men on Chastity (‘Lección sobre la castidad para los jóvenes’, Sylvester Graham, 1834), se afirmaba que comportamientos sexuales no deseados, como la masturbación o la homosexualidad, tenían consecuencias graves sobre la salud: locura, baile de san Vito, epilepsia, retraso mental, parálisis, apoplejía, ceguera, hipocondría y tuberculosis.
Entre las clases cultas, las amistades entre personas del mismo sexo adquirieron a menudo un carácter exclusivo y fuertemente emocional, en ocasiones erótico.
Desde finales del siglo XIX también vivían allí la bailarina Isadora Duncan, abiertamente bisexual, y la poetisa Natalie Clifford Barney, que tenía una relación con Renée Vivien.
En Roma, vivía desde mediados del siglo XIX la escultora homosexual Harriet Hosmer y la actriz Charlotte Saunders Cushman, esta última con su compañera Matilda Hays.
Sobre todo las mujeres, también las lesbianas, no se podían permitir quedarse sin hijos en esas circunstancias, ya que el trabajo de los niños era necesario para la supervivencia.
[20] En esas dos décadas ya había estrellas del cine —como los actores William Haines, el latin lover César Romero, Clifton Webb y Monty Woolley— que no hacían un secreto de su homosexualidad.
Cuando los casos se acumularon durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército intentó por primera vez impedir la entrada de los homosexuales con tests psicológicos.
Muchos homosexuales buscaban demostrar en el ejército que no correspondían al tópico del mariquita afeminado y preferían cuerpos especialmente «masculinos» como los marines.
El número de hombres y mujeres que fueron expulsados por homosexualidad del ejército («blue discharge») se elevó a casi los 10 000.
Desde comienzos del siglo XX, hombres y mujeres homosexuales eran encerrados por la fuerza en hospitales, otros buscaba tratamiento psicológico por iniciativa propia.
También en 1950, en Los Ángeles, se fundó la Knights of the Clock cuyo objetivo era apoyar a parejas homosexuales con color de piel distinto.
[42] Subculturas homosexuales ya existían desde finales del siglo XIX en muchas ciudades estadounidenses, como Chicago, Los Ángeles y San Francisco.
El incidente tuvo una relevancia especial porque uno de los detenidos, un joven argentino, por miedo a perder su visado, saltó por la ventana y se hirió gravemente.
Muchas mujeres lesbianas preferían este tipo de cultura aunque solo fuera porque, en promedio, no eran económicamente tan pudientes como los homosexuales masculinos.
[66] Lesbianas con antepasados no europeos consideraron que ninguna de las asociaciones formadas hasta entonces representaban sus intereses y fundaron una organización propia.
[70] Debido a que otros consideraban esta práctica como una injerencia inaceptable en la vida privada, se generó una viva polémica dentro del movimiento homosexual.
A veces, caían en la trampa de esta costumbre humillante personas conocidas como el matemático y más tarde premio Nobel John Forbes Nash Jr., que en 1965 fue detenido en Santa Mónica.
La policía de Nueva York acabó con esta costumbre, que tuvo su mayor extensión en los años cincuenta, gracias a la presión ejercida por la Mattachine Society en 1966.
En esta época comienzan a emitirse por primera vez series televisivas con protagonistas abiertamente homosexuales, como Ellen (1994-1998), Will & Grace (1998-2006), Normal, Ohio (2000-2001) y Queer as Folk (2000-2005).
La opinión pública gay y lésbica reaccionó al Amendment con un boicot a Colorado, que solo finalizó cuando el Tribunal Supremo de EE. UU.
Este hecho actuó como catalizador de un movimiento que adquirió relevancia nacional y se extendió rápidamente a otros países.
[105] Bill Clinton intentó ampliar la protección federal por «crímenes de odio» (en inglés, hate crimes) a homosexuales, mujeres y discapacitados durante su legislatura.
[106][107] Bill Clinton intentó ampliar la protección federal por «crímenes de odio» (en inglés, hate crimes) a homosexuales, mujeres y discapacitados durante su legislatura.
[107] Sin embargo, en mayo de 2007 hubo otra votación, en la cual sí se consiguió la mayoría necesaria para que esta legislación saliera adelante.
Así, Countee Cullen, el poeta principal del Renacimiento de Harlem, escribía las cartas sobre sus relaciones sexuales, que solo firmaba con un seudónimo, en forma codificada.