Langston Hughes

Sin embargo, al acabar el instituto volvió México tratando que su padre le financiara los estudios en la Universidad de Columbia.

Hughes cuenta en The Big Sea cómo, mientras viajaba a México, solía pensar sobre su padre y la extraña aversión que este tenía hacia su propia gente.

Inicialmente, su padre esperaba que Langston fuera a la Universidad para estudiar ingeniería, pero no en Estados Unidos.

Allí conoció a los escritores de la llamada Generación perdida, Ernest Hemingway y F. Scott Fitzgerald.

Sus cenizas están bajo un medallón del auditorio que lleva su nombre en el Arthur Schomburg Center for Research in Black Culture de Harlem.

Aunque Langston Hughes alcanzó la fama como poeta del Renacimiento de Harlem, no se debe restringir la amplitud de su obra a este periodo o este género, aun cuando no cabe duda alguna sobre la importancia que tuvo en darle forma.

La jazz poetry vuelve a resurgir dos décadas más tarde con la generación beat, y contemporáneamente en la música rap, que también hace uso de estos ritmos sincopados.

La más significativa fue en 1930, cuando algunos poemas suyos habían sido traducidos ya al español por Fernández de Castro.

Pero la estancia que resultó más decisiva en su vida fue la que hizo a España en 1937 como corresponsal del periódico Baltimore Afro-American para informar a la sociedad norteamericana de la realidad de la guerra civil española y especialmente sobre los negros norteamericanos enrolados en las Brigadas Internacionales.

Los fragmentos de sus memorias I Wonder as I Wander nos ofrecen un panorama muy sugestivo del deambular del autor por España en 1937 y sus relaciones no solo con escritores españoles (Alberti, Miguel Hernández) o hispanoamericanos (Nicolás Guillén) sino también con norteamericanos como Ernest Hemingway.

En esa lucha por la libertad destacan los numerosos héroes anónimos de todas las partes del mundo integrados en las Brigadas Internacionales.

Un colectivo de estos voluntarios al que Hughes dedica especial atención está constituido por negros norteamericanos, cuyas vicisitudes por las trincheras republicanas (desde Brunete hasta la batalla del Ebro) describe y comenta como ejemplo y motivo de orgullo para sus lectores.

A modo de cartas, postales y canciones desde España, merecen colocarse entre los mejores que se han escrito sobre esa desgraciada guerra incivil.

El propio Lorca contó en su conferencia “Un poeta en Nueva York” (1932) cómo visitó en una ocasión un local entonces muy famoso en Harlem y, frecuentado tanto por blancos como por negros, el Small’s Paradise, club del que Hughes también era asiduo.

Y si los dos se codearon con la intelectualidad de la isla, sería lógico pensar que pudieron encontrarse en algún acto literario o social.

Hughes también vertió al inglés la obra teatral Bodas de sangre, aunque esta traducción no debió llegar a publicarse.

La primera parte de su autobiografía, The Big Sea (1940) se tradujo como El inmenso mar (1946).

(Futuro, 1945), y el libro de relatos Laughing to Keep from Crying (1952) se tituló en castellano Riendo por no llorar (Siglo XXI, 1955).

CALVO, Antonio F.: Traducción e interpretación: Langston Hughes y Federico García Lorca, encuentro en el lenguaje.

CRUZADO SORIA, Maribel: Prólogos a las obras de Hughes Blues (Valencia Pretextos, 2004) y Escritos sobre España (La Oficina/BAAM, 2012).

Langston Hughes en 1943
Danse Africaine (Leiden)