[2] Su nombre proviene del latín: Homo – "hombre"; antecessor – “explorador”, “pionero” o “colono temprano”, debido a que se consideraba la especie homínida más antigua de Europa.La acogida fue fría por la comunidad científica, ya que los primeros datos de ADN fósil situaban la divergencia entre ambas especies en 400 000 años.[9] El holotipo de la nueva especie era el espécimen ATD6-5, un fragmento del cuerpo mandibular derecho que conserva los molares y algunos dientes aislados.[12] En 2003 se obtuvieron nuevos restos fósiles H. antecessor que proporcionaron mucha información, e identificaron caracteres ligados al H. sapiens o compartidos con el H. neanderthalensis y sus ancestros del Pleistoceno Medio.[13] En 1993 se realizó una cata inicial (excavación en vertical) de 6 m2, donde aparecieron los primeros restos óseos asociados al género Homo en el estrato TD6, lo que justificaba una mayor investigación.En 2007, el equipo dirigido por Eudald Carbonell descubrió allí un molar aislado y un pequeño fragmento de mandíbula que incluía 7 dientes, en la unidad TE-9c (Trinchera Elefante).Usando estas huellas, la estatura se ha estimado entre 0,93 y 1,73 m. Las icnitas, datadas entre 1,0 y 0,78 Ma (un período en el que la isla estaba unida al continente), se atribuyen tentativamente a Homo antecessor debido a la edad similar de los restos de Atapuerca.El P3 (primer premolar inferior) tiene una corona asimétrica y es más pequeño que P4, como otros Homo primitivos.Estos resultados han sido confirmados por un segundo laboratorio en la Universidad Pompeu Fabra y CSIC de Barcelona.Los dientes exhiben grandes dimensiones de dentina coronal y radicular, así como un patrón esmaltado delgado, que tradicionalmente se ha considerado una autapomorfía neandertal.Los rasgos más notables son una cara completamente plana, una orientación coronal de la superficie infraorbitaria, una cresta cigomaticoalveolar curvada (el hueso que conecta la mejilla con la parte del maxilar superior que sujeta los dientes), una nariz proyectada hacia afuera y la presencia de una fosa canina muy marcada.En 2013, la antropóloga Sarah Freidline y sus colegas determinaron estadísticamente que las características evocadas anteriormente no desaparecerían con la madurez.Como en los humanos arcaicos, el cuello radial cerca del codo, es largo, lo que da más fuerza al bíceps braquial.La tuberosidad radial (protuberancia ósea que sobresale debajo del cuello radial) se coloca hacia el lado frontal cuando el brazo se orienta hacia afuera, como en los humanos modernos y el H. heidelbergensis, a diferencia de los neandertales o los homininos más arcaicos.[51] En la subunidad TD6-1 se hallaron 124 herramientas, pero en mal estado, ya que las hienas habían usado esta área como letrina.[57] En la Gran Dolina se han recuperado fósiles de 16 especies animales que incluyen varias especies extintas (el ciervo de gran cornamenta Eucladoceros, el gamo Dama valonetensi, el ciervo rojo Cervus elaphus acoronatus, el bisonte Bison voigstedtensi, el rinoceronte Stephanorhinus etruscus, el caballo Equus stenonis, el zorro Vulpes praeglacialis, el oso Ursus dolinensis, el lobo Canis mosbachensis), la hiena manchada, el jabalí, y varias especies indeterminadas de mamut, mono y lince.[14] No obstante, H. antecessor es muy abundante entre los sacrificados, y el conjunto está compuesto sobre todo por adultos jóvenes, sin individuos mayores.[61] Según otro análisis, el entorno del H. antecessor era muy rico en recursos, con un nicho vacío para los predadores, y los homínidos podían aprovisionarse de forma continua de abundante carne y grasa, por lo que hay que descartar el hambre como causa del canibalismo.Se introdujo entonces la cladística en la evolución humana, un concepto filogenético de especie nacido del propio proceso evolutivo.Por lo tanto, es posible que H. antecessor no haya habitado la cueva, aunque habría estado activo cerca de ella.[30] Esta cara moderna con una dentición primitiva, llevó al equipo de Atapuerca a proponer una nueva especie humana, Homo antecessor.Además, su patrón de desarrollo dental es moderno, que sería heredado posteriormente por H. neanderthalensis y H.La controversia científica se relaciona, como en los hallazgos de otros homínidos, con la clasificación taxonómica y su parentesco con otras especies del género Homo.Hace un millón de años, este se extendió por Oriente Medio hasta Europa, incluida Atapuerca.El refinamiento de las técnicas del ADN fósil ha permitido establecer la divergencia entre los dos linajes hacia 0,8 Ma, cercano al H. antecessor.Por razones biogeográficas y climáticas, esta población “fuente” pudo situarse en el Corredor Levantino del suroeste de Asia, que conecta África con Eurasia.[88] Durante las glaciaciones en el hemisferio norte, esta zona reverdecía y se transformaba en una región favorable para la formación de nuevas especies.Además, estas dispersiones podrían favorecer la deriva genética, las variaciones alélicas aleatorias en sus descendientes, el efecto fundador, adaptaciones locales y finalmente, la especiación alopátrica.Esta hipótesis se ha visto reforzada por los análisis moleculares del genoma neandertal y el de los denisovanos, que perfilan escenarios donde linajes primitivos podrían haber coexistido, o se habrían cruzado genéticamente con homínidos de origen más reciente.[9] Los nuevos descubrimientos del futuro y los estudios comparativos entre las diferentes especies, deberán ser capaces de aportar suficiente luz a las interrogantes actuales con el tiempo.
Excavación del yacimiento de Gran Dolina en Atapuerca (Burgos). El nivel TD6 es el que se está excavando bajo los andamios.
Sección Estratigráfica yacimiento Gran Dolina en Atapuerca
Mandíbula ATE9-1
Holotipo del Homo cepranensis.
Las huellas de Happisburgh, con una tapa de la lente de una cámara fotográfica como referencia de escala.
Reconstrucción del cráneo del Homo antecessor a partir de una reproducción de los fragmentos hallados (Museo de Arqueología de Cataluña en Barcelona).
Cráneo incompleto de "Homo antecessor" en Gran Dolina (ATD6-15 y ATD6-69).
Cabeza de un niño H. antecessor en el Museo de Historia Natural de Londres.
Mandíbula ATD6-96 de una mujer joven.
Algunas de las piezas de industria lítica del nivel TD6-2.
El Homo antecessor debe haberse movido a lo largo del río Ebro, con la Sierra de Atapuerca cerca de sus fuentes.