Una punta lítica es un instrumento tallado en piedra (casi siempre sobre lasca u hoja lítica) con forma alargada, con un ápice terminal muy agudo más o menos paralelo a su eje de simetría.
La forma de obtener una punta lítica es extremadamente variada, así como su función, aunque esta última es, en casi todos los casos, la de servir como extremidad de una lanza, jabalina, flecha u otra arma de caza o combate (aunque hay varios casos en los que se ha podido determinar que las denominadas puntas eran, realmente, cuchillos).
Desde el punto de vista técnico son innumerables las formas de obtener el extremo aguzado, pero las más básicas son: En esta gran categoría pueden incluirse muchos tipos de microlitos apuntados, como hace Georges Rozoy y, por supuesto las puntas de lanza y de flecha de todo el globo, siendo algunos de los ejemplos más representativos: Obviando aquellos objetos líticos denominados puntas que hayan podido ser utilizados como cuchillos, las puntas de proyectil también se fabricaban de asta, marfil o de hueso, en cuyo caso son denominadas azagayas o arpones, aunque debido a que están hechas en materiales perecederos son menos abundantes en los yacimientos (esto no implica que su uso fuese menos frecuente).
En cualquier caso, tanto si se trata de armas arrojadizas como si se trata de proyectiles, los arqueólogos intentan conocer el medio de propulsión, distinguiendo tres modos básicos: lanzamiento directo con el brazo (que es el que se da hasta el Paleolítico superior), lanzamiento por medio de un propulsor, un instrumento prehistórico que servía para impulsar azagayas y que fue inventado independientemente en el Viejo Mundo y en América, donde suele emplearse la denominación de los antiguos mexicas, en lengua náhuatl, es decir, átlatl.
Por último, están las puntas de flecha, evidentemente impulsadas por un arco, igualmente inventado en numerosos lugares del mundo de forma independiente (incluyendo América).