Linaje de los Jiménez de Urrea

Esta obra se basa principalmente en un texto del 1389, de origen apócrifo, mandado copiar por el I conde de Aranda Lope Ximénez de Urrea y Centelles y en el que se narra que el emperador Enrique IV había realizado una peregrinación a Santiago de Compostela junto a su familia y que de regreso a sus feudos se encontró con el rey aragonés Pedro I en el asedio a Huesca, siendo aquí donde uno de sus hijos, Maximiliano, decidió quedarse al servicio del aragonés y adoptar el apellido del primer lugar que conquistase, que según la leyenda fue Urrea de Hijar y tras el cual empezó a ser llamado Ximén.

Este método de vinculación a la esfera real aragonesa fue a menudo utilizado por distintos linajes de la nobleza aragonesa, que usaban este hecho bélico tan importante para el entonces incipiente reino aragonés como forma de incrementar el prestigio del linaje o como base para la petición de prerrogativas en los siglos XV y XVI tal y como hizo Martín Ximénez de Urrea y Fernández de Heredia, hermano del VI Conde de Aranda, quien imprimió un Memorial entre el 1660 y 1670 en donde exponía esta supuesta ascendencia imperial a la vez que pedía al Rey una merced nobiliaria o un oficio palatino.

El primer autor que desacreditó de forma frontal esta narrativa y la tachó como improbable fue el cronista Jerónimo Zurita, quien recomendaba no dar demasiado crédito a elementos tan fabulosos en las distintas historias familiares nobles.

Otra obra que también tilda este origen imperial como "meras conjeturas" es el Nobiliario de Aragón del autor Pedro Garcés de Cariñena, aunque Pedro Moreno Meyerhoff y Francisco Moxo y Montoliú lo atribuyen al propio Zurita, quien había dejado notas manuscritas en la obra, quien defendía que la población de origen del feudo era la población zaragozana Urrea de Jalón, que por su situación más al norte habría sido conquistada antes que Urrea de Gaén, al igual que fecha a sus primeros miembros en la época de Ramón Berenguer IV, que encaja con los primeros documentos existentes de esta familia.

Posterior a la publicación de Briz fue la de un autor anónimo, quien ente el 1620 y el 1640 escribió una serie de textos en el cual nombraba a un tal Rui Pérez como el primer Urrea documentado a la vez que rechazaba completamente la tesis del origen imperial, más adelante los ancestros del Rui Perez mencionado, vinculándolo con los señores de Cameros, una familia noble de origen navarro, o con el conde Sancho Ramírez, hijo bastardo del rey Ramiro I de Aragón.

Según él la familia se mantuvo en Castilla hasta Pedro Jiménez, quien en el 1110 pasó al servicio de Alfonso I, obteniendo el dominio de Urrea y Turbena y poco después siendo nombrado Justicia de Aragón.

Este Pedro Jiménez era muy probablemente hijo de un Ximeno Sánchez y éste a su vez hijo de un Sancho que podría proceder tal vez del entorno tutelar o familiar del conde Sancho Ramírez.

Debido a que la rama de Urrea tuvo un mayor crecimiento durante el último tercio del siglo XII y principios del XIII recuperó poco después el señorío de Biota, probablemente debido a la extinción de rama cadete local.

Sobre Jimeno III no se sabe mucho, al igual que tampoco se sabe por qué se encontraba en ultramar combatiendo y porqué en el primer momento en el que reaparece su padre no le incluye dentro del testamento, aunque si redacta un documento por el cual le concedía una cantidad de dinero considerable.

Gracias a su testamento sabemos que se casó con Toda Pérez Cornel, hija de Pedro III Cornel, mayordomo del rey y con quien tuvo al menos nueve hijos, de los cuales la mayoría eran menores en el momento de la redacción y razón por la cual estipuló que si el testamento se tuviera que ejecutar por su muerte los menores quedaban bajo la tutela y custodia de su madre, a quien tenían que respetar y honrar como buenos hijos.

Con el paso del tiempo las distintas ramas siguieron diferentes estrategias políticas, la rama principal con Jimeno IV a la cabeza a menudo mantuvo enfrentamientos con la corona, mientras que la rama valenciana encabezada por Pedro de Urrea se mantuvo cercana a ella, aun así esto no eliminó la solidaridad parenteral que definía estos grupos familiares.

Sobre Jimeno Ximénez de Urrea IV sabemos que ejerció desde el 1276 y que se casó con Gracia Dionís, hija de Amor Dionís, señor de Canals, por lo que le dieron Biota, El Bayo, Paniza, Aladrén y Luco como feudos ubicados en Aragón y Sollana, en el reino de Valencia.

[4]​ La rama no desapareció al completo aunque el rey confisco el patrimonio familiar, poco a poco fue restituyendo parte del patrimonio a los herederos que sobrevivieron, como ocurrió con su hermana Violante, quien recuperó en el 1360 el vizcondado de Biota tras casarse con Gonzalo González de Lucio, señor de las Henestrosas, quien estuvo al servicio del rey Pedro IV en la recuperación de Tarazona tras su conquista por los castellanos en la Guerra de los Dos Pedros.

El conflicto se desató definitivamente cuando Brianda, sin esperar a la resolución, contrajo matrimonio de palabras presente con Luis Cornel, aún siendo parientes en cuarto grado, algo que tampoco imposibilitó el nacimiento de su hija Brianda en el momento que se dictó la sentencia.

Usando este argumento, Sevilia nombró a su cuñada Elfa como su procuradora con total poder de actuación para gestionar tanto el divorcio como la recuperación de su dote, que tras el arbitraje entre los dos juristas Bernart Porquet y Fortuño de Liso, acordaron que Luis Cornel le debía abonar a su ya ex mujer Sevilia veintiséis mil ochocientos sueldos jaqueses, sumados a los aún no pagados cincuenta mil.

La tregua que impuso fue respetada por el Urrea pero no por el señor del Alfajarín, a quien se le citó en noviembre de ese mismo año[10]​ para presentarse ante el rey y el gobernador de Aragón para explicarse bajo la amenaza de que sus bienes[e]​ fueran ocupados por tropas reales, a lo que volvió a negarse, colocándose a sí mismo en una situación casi desesperada ya que el propio gobernador de Aragón, Pedro Jordán de Urriés, consultó con varios juristas si el izar el pendón real en los feudos del Cornel sería un contrafuero, a lo que los juristas le confirmaron que no incurría en ninguna ilegalidad.

Finalmente Luis Cornel se presentó ante el rey en el 1382 cuando este se encontraba en Valencia, confirmando con Pedro IV dejar a Brianda al cuidado de dos caballeros, uno elegido por él y otro por Lope, hasta que la Iglesia determinara sobre la nulidad del matrimonio y que en caso de que la Iglesia reconociera dicha nulidad la pareja regia oficializarían el matrimonio y le compensarían los daños recibidos en su señorío.

Finalmente, falleció en Mesones de Isuela en el 1403, en el castillo que había pertenecido antiguamente a los Luna pero que había heredado a través de su tía Toda.

Pedro Ximénez de Urrea era el hijo primogénito del belicoso Lope Ximénez de Urrea y su segunda esposa Sancha Pérez de Lagunillas y por lo tanto heredó el núcleo patrimonial de su padre mientras que su hermano menor Ximeno heredó el señorío de Biota con Sestrica y el Bayo, que a menudo habían sido concedidos al hermano segundón y su hermano más pequeño, Juan, se dedicó a la carrera eclesiástica.

El hasta entonces virrey buscó intentar negociar una solución pacífica entre padre e hijo hasta el encarcelamiento del príncipe por orden de su padre en diciembre del mismo año, cuando adoptó una posición mucho más neutral y hasta a favor del rey al aparecer a menudo en el consejo privado de la reina Juana Enríquez, posteriormente durante la guerra civil catalana se posicionó en el bando real lo que tras la muerte del príncipe su posición política se vio mucho más reforzada, convirtiéndose en una de las figuras de la nobleza aragonesa con mayor peso del periodo.

Con ella tuvo a su único hijo que le sobrevivió, Lope Ximénez de Urrea y Centelles.

[13]​ Participó en la defensa del Ampordán del duque de Lorena junto a su hermano Pedro y la donación de cien mil florines al entonces infante Fernando para socorrer a su padre Juan II, asediado en Perpiñan.

[17]​ Contrajo matrimonio dos veces, la primera con Leonor Enríquez de Lacarra, con la que solamente tuvo una hija llamada Violante que falleció antes que el, mientras que su segundo fue con Beatriz de Bolea, con quien tuvo a: Tras la muerte del I vizconde heredó su hijo Ximeno Ximénez de Urrea, II vizconde de Biota, conocido como El Osado, principalmente debido a su carácter belicoso, habiendo tenido enfrentamientos contra personas como los Luna, llegando a iniciar una guerra de bandos, o los que mantuvo con Jaime Ladrón, el tío de su primera mujer Elvira Ladrón.

Este conflicto con su familia política devenía de la intención de hacer valer los derechos del hijo de ambos, Roger, sobre los títulos de su suegro Pedro Roger Ladrón y Pallás, II vizconde de Chelva, que reclamaba su hermano Jaime[20]​ que llegó a ser apresado por Ximeno junto a su mujer Cecilia Ariño tras tomar por la fuerza Chelva pero que tras su puesta en libertad contraatacaron, falleciendo poco después su heredero y su mujer, posiblemente envenenada.

También ejerció como político en el partido moderado, comenzando como diputado suplente a Cortes en 1843 por Barcelona para luego ser elegido por Alcira en 1864.

También ejerció como político al igual que su padre, aunque en el partido conservador, siendo uno de los personajes del partidos más destacados en la provincia de Valencia junto con el marqués de Montortal, el general Azcárraga y Teodoro Llorente, con quienes controló el Partido Conservador valenciano hasta la proclamación de la Segunda República.

A partir del 1625, cuando se realizó el sepulcro del IV conde de Aranda Luis Ximenez de Urrea y Aragón[g]​ es cuando el escudo heráldico empieza a ser representado junto al águila bicéfala, en referencia al origen legendario de la familia.

Al desgajarse del tronco familiar y adquirir un feudo propio el escudo familiar empezó a mutar con el II barón de Berbedel, Manuel Ximénez de Urrea y González de Munébrega quien presentaba su escudo tal que así:[39]​

El III barón, Francisco Ximénez de Urrea y González de Munébrega, conocido por su actividad como diputado del reino, también volvió a mutar el escudo al incluir también su heráldica materna:

Su nieto, el II conde de Aranda, Miguel Ximenez de Urrea, pidió ser enterrado en la misma capilla probablemente debido al deseo de resaltar el poder familiar y afianzar su patrimonio, razón por la cual impulsó la narrativa del origen imperial de la familia y planteó una gran reforma del enterramiento ya que se encontraba en mal estado, aunque no se llegó a realizar por el incumplimiento de sus decretos testamentales.

Enrique IV y Berta de Saboya fueron, según la leyenda, los padres de Maximiliano, el fundador legendario de la Casa de los Ximénez de Urrea.
El abad de San Juan de la Peña , Juan Briz , en el preámbulo de su obra Historia de la fundacion y antigüeda des de S. Juan de la Peña y de los reyes, de Sobrarbe, Aragon y Navarra ya descartaba el origen imperial como la casa madre de la familia.
Sepulcro de Miguel Ximénez de Urrea en la Catedral de Tarazona .
Aunque hoy día es un despoblado, Luco de Huerva fue comprado por Jimeno de Urrea en el 1217 junto con el señorío de Alcañicejo, aunque tras la batalla de Épila, este fue confiscado.
La buena relación de Juan Jiménez de Urrea I, cabeza de la rama valenciana con el rey Jaime II resultó en una serie de concesiones por parte de la corona que ayudaron a la familia a establecerse en el reino.
Brianda era hija póstuma de Lope de Luna y hermana menor de María de Luna , esposa del futuro Martín I , que aun una vez resuelto el conflicto siguió ayudando a su hermana a través de varias negociaciones y protecciones.
Aunque el edificio existía ya como un castillo, su tío el arzobispo Lope Fernández de Luna realizó en el mismo un palacio entre los años 1370 y 1382, siendo lugar de residencia de varios miembros de la familia, entre ellos el I vizconde de Rueda, que falleció aquí en el 1403.
El castillo de Rueda de Jalón junto con otras tenencias de Antón de Luna como Pola o Morés fueron tomadas por Pedro Ximenez durante las contiendas en el contexto del Compromiso de Caspe .
Esta pieza del retablo, La Natividad, se encuentra actualmente en el Museo del Prado.
María de Urrea vendió a su pariente el conde de Aranda , el Vizcondado de Biota por doscientos mil sueldos que más tarde usó para la mejora artística del templo aragonés, encargando al Maestro de Sijena piezas como el retablo mayor cuyas piezas se encuentran dispersas.
Tras la ceremonia de inhumación realizada el 14 de noviembre de 1798 tras la reforma del templo durante la vida del X conde de Aranda, además de inhumar en el sarcófago del virrey a su mujer, hijo y nieto, también se añadieron los sarcófagos de dos hijos del propio conde.