Se entiende por literatura infantil la literatura dirigida hacia el lector infantil, es decir, el conjunto de textos literarios que la sociedad ha considerado aptos para los más pequeños porque estos la pueden entender y disfrutar, al igual que todos los textos adoptados por los lectores más jóvenes como propios, pero que en origen se escribieron pensando en lectores adultos (por ejemplo Los viajes de Gulliver, La isla del tesoro, El libro de la selva, o Platero y yo).Se puede definir, entonces, a la literatura infantil como aquella que también leen niños.Los cuentos infantiles tienen elementos únicos que hacen de ellos una herramienta pedagógica excepcional y divertida.Se representa la literatura infantil como una expresión cultural y del lenguaje.Según esta concepción, bajo el nombre de literatura infantil deben acogerse todas las producciones que tienen como vehículo la palabra con un toque artístico o creativo y como receptor al niño.En España son famosas las declaraciones de Rafael Sánchez Ferlosio, aunque no han tenido un sustento sólido en la investigación académica.Desde este punto de vista la LIJ es aquella literatura que se dirige a un lector infantil.Son muchos los autores que editan sus obras con una extraordinaria aceptación entre el público más joven.Esta producción aumenta considerablemente en las décadas de los 70, 80 y 90, con autores como Roald Dahl, Gianni Rodari, Michael Ende, René Goscinny (El pequeño Nicolás), (Christine Nöstlinger, Laura Gallego García o Henriette Bichonnier entre otros.En este siglo XX, además, aparecen nuevos formatos de la LIJ gracias a las técnicas pictóricas y la ilustración de las historias, donde las palabras son acompañadas de imágenes que contextualizan la narración y aportando nexos de unión a la historia, es la aparición del libro-álbum o álbum ilustrado, género en el que destacan autores como Maurice Sendak, Janosch, Quentin Blake, Leo Lionni, Babette Cole o Ulises Wensell.Ya, en el siglo XXI, la LIJ se encuentra muy consolidada dentro de los países occidentales, donde las ventas son enormes y la producción literaria vastísima.En 1861 imprime Juan Eugenio Hartzenbusch la primera edición de sus Fábulas y en 1864 Miguel Agustín Príncipe las suyas.Escriben además Carlos Rubio (Colección de cuentos, 1868) y Peregrín García Cadena (Historias para todos, 1873).Así pues, el paisaje no estaba yermo cuando en 1876 se funda la primera editorial especializada en literatura infantil en España, la de Saturnino Calleja.En el siglo XX se crean revistas infantiles como En Patufet (1904) en catalán y Gente menuda (1906) en castellano.Escriben relatos para el público infantil, por mencionar solo a los que tienen cierta continuidad, Ana María Matute, María Luisa Gefaell, que escribe rústicos cuentos de hadas; Carmen Conde, Concha Castroviejo, Marisa Villardefrancos y Miguel Buñuel, quien logra su obra maestra con El niño, la golondrina y el gato.Llegada la democracia, surgen el premio Gran Angular, el Fundación SM y el Grupo Anaya para literatura infantil en castellano; el Premio Ramón Muntaner de Literatura juvenil en catalán y el Atrapallibres de infantil también en catalán, los premios Xerais para la literatura juvenil en gallego y se crean diversas colecciones; hay también autores especializados, como Gloria Fuertes, Montserrat del Amo, Carmen Kurtz, Juan Manuel Gisbert, Antonio García Teijeiro, Jordi Sierra i Fabra, Andreu Martín, Elvira Lindo, Fernando Lalana, Ana María Moix, Laura Gallego...[9] Surgen las primeras historietas en lenguas españolas en competencia con las extranjeras.Surgen otras revistas de cómic como El DDT, Trinca, Vampirella o 1984.Servirá como instrumento de trabajo y al ser textos pertenecientes a la colectividad, al surgir de su propio contexto cultural, el niño/a verá en él algo suyo, no ajeno, por lo que no le inducirá a rechazarlo.Aunque el folklore es ante todo oral, no impide que se trasvase al escrito.El folklore constituye la base primordial de lo que debe ser la Literatura en estas edades.En estas edades, lo visual juega un papel muy importante en lo que se refiere a los cuentos.Se concibe a la didáctica de la literatura como un campo particular cuya finalidad prioritaria es desarrollar los modos de acercamiento al fenómeno literario y, por consiguiente, conlleva una práctica de enseñanza específica en la que se relaciona a la literatura como actividad comunicativa- relacional y la didáctica como práctica comunicacional.Afirmamos que de esta manera se incentiva a que el alumno desarrolle su creatividad (estimulando su imaginación), realizando un reconocimiento gráfico-verbal (que consiste en relacionar grafemas con fonemas), y además se favorece a la ampliación del léxico (adoptando nuevas palabras).En este proceso el docente juega un papel primordial, ya que debe tener presente todos los aspectos a la hora de programar, temporalizar, seleccionar contenidos, etcétera, logrando una integración significativa y secuenciación de los contenidos apropiada al grupo-clase.Los procesos psicológicos implicados en la adquisición del saber, se basan en cómo el alumno, sujeto de conocimiento, selecciona, asimila, adopta, transforma e incorpora los contenidos a su propia estructura cognoscitiva.La literatura para niños ha tenido, tradicionalmente, un foco muy marcado en la transmisión de una moral específica.Jean Piaget ha demostrado que el niño "crea" como mecanismo natural para descubrir su entorno.
Hermanos Grimm
Primera ministra de Israel, Golda Meir, viendo las novedades de literatura infantil en la feria internacional del libro, Jerusalén 1969