Títeres de cachiporra es el nombre popular que reciben en España los muñecos de guante del teatro de guiñol, con antepasados en la Comedia del arte como Pulcinella o en sus hermanos septentrionales (Guiñol, Punch y Kásperle).
[nota 1][1] El origen de este nombre lo dio la porra o cachiporra con la que el protagonista de las historias se defiende o ataca a sus contrincantes en escena.
En una miniatura puede verse un teatrito en el que actúan dos títeres de guante, uno de ellos con un enorme garrote o cachiporra, mientras tres damas contemplan la función.
[6] Su uso se convertiría en el más popular desde la Baja Edad Media hasta los poetas del títere de cachiporra del siglo XX, como Lorca o Villafañe.
[7] El argumento, sencillo, atávico e infantil, suele tener como desenlace, como en muchas historias de los títeres tradicionales, una buena paliza, varias persecuciones a garrotazo limpio y un gran cachiporrazo final que deja K.O al malo de turno.