Jean Piaget fue un niño precoz que desarrolló un interés temprano por la biología y el mundo natural, especialmente por los moluscos.
Hasta su traslado a París en 1919, se desempeñó por un período breve en la Universidad de Zúrich donde publicó dos trabajos sobre Psicología.
Fue analizado por Sabina Spielrein (años después asistiría al Congreso de Psicoanálisis en Berlín en 1922, donde también conoció personalmente a Freud).
[1] Después de mudarse a París, desarrolló una vida académica intensa marcada por los contactos con connotados del área.
En 1923, contrajo matrimonio con Valentine Châtenay, con quien tuvo tres hijos: Lucienne, Laurent y Jacqueline, a quienes Piaget estudió desde su infancia.
Posteriormente realizó múltiples investigaciones para seguir construyendo y ampliando su teoría Piaget sostiene en su teoría sobre el desarrollo cognitivo infantil que los principios de la lógica comienzan a instalarse antes de la adquisición del lenguaje, generándose a través de la actividad sensorial y motriz del bebé en interacción e interrelación con el medio, especialmente con el medio sociocultural (a esto último, a partir de la psicología vygotskiana se suele denominar mediación cultural).
Jean Piaget trabajó con el matemático sudafricano Seymour Papert en la Universidad de Ginebra desde 1959 hasta 1963.
Piaget demuestra que existen diferencias cualitativas entre el pensar infantil y el pensar adulto, más aún: existen diferencias cualitativas en diferentes momentos o etapas de la infancia (lo cual no implica que no haya en la sociedad humana actual una multitud de adultos cronológicos que mantienen una edad mental pueril, explicable por el efecto del medio social).
Las equilibraciones comenzarán después de esta edad y se consolidarán dichos procesos hasta la etapa adulta.
Por esta razón, suele considerarse este mecanismo como un cambio cualitativo en el esquema.
Desequilibración: por su interés hay dudas o comete un error, al no tener satisfecha su lógica, realiza varias actividades para entender la duda o resolver el error es decir un proceso homeostático al equiibrio.
Sin embargo los tres procesos se pueden conjugar también en diferentes posicionamientos, por lo cual se acercan más a estados estacionarios pero dinámicos, con intercambios capaces de construir y mantener un orden estructural en un sistema abierto (Prigione, 1971), es decir destacando que la equilibración no es neutral y puede pasar a las otras dos, dependiendo del pensamiento y las necesidades del sujeto para entender la realidad, es decir de su interés.
Dichas equilibraciones inician potencialmente en el último estadio de la niñez, con una infinidad de enlaces entre las equlibraciones y reequilibraciones, siendo las más relevantes para el desarrollo las que se pueden generar como las equilibraciones maximizadoras, suscitando la autoorganización.
Pero como se ha explicado es una posibilidad que quiera a partir de sus necesidades o intereses, buscar respuestas o lógica de lo que se está conociendo, razón por la cual Piaget menciona que la equilibración de las estructuras cognitivas son un problema central para el desarrollo (Piaget 1975) Jean Piaget introduce los Procesos Mentales del niño.
A través de sus investigaciones pretende saber cómo piensa, en qué aspectos es muy diferente al pensamiento del adulto.
Definió esencialmente una secuencia de cuatro grandes estadios o períodos, que a su vez se dividen en subestadios.
[4] Este período de la inteligencia sensorio-motriz puede subdividirse a su vez en otros seis subestadios o subetapas.
Cabe señalar aquí, que el reflejo de succión del propio dedo ya existe en la vida intrauterina.
Así, por ejemplo, puede repetir un esquema para reproducir un determinado sonido y obtener nuevamente la gratificación que le provoca.
Por ejemplo, tomar un objeto y utilizarlo para alcanzar a tocar diversas superficies.
Tras los 18 meses el niño está ya potencialmente capacitado para anticipar los efectos simples de las acciones que está realizando, o ya puede realizar una rudimentaria descripción de algunas acciones diferidas u objetos no presentes pero que ha percibido.
El incremento del juego en los niños y pretender se presenta en esta etapa.
Sin embargo, los niños aún tienen problemas para ver las cosas desde diferentes puntos de vista.
Los niños son capaces de formar conceptos estables así como creencias mágicas; sin embargo siguen sin ser capaces de realizar operaciones (tareas que el niño puede hacer mentalmente 'más bien' que físicamente).
La subetapa del pensamiento intuitivo es cuando los niños tienden a formular las preguntas de "¿Por qué?"
Desde los dos años de edad los niños se ven usando símbolos para representar modelos físicos del mundo a su alrededor.
Centración, conservación, irreversibilidad, inclusión de clases, e interferencia transitiva son todas características del pensamiento preoperacional.
", la respuesta del sujeto en el estadio de las operaciones concretas sería: YO no soy gordo.
De acuerdo con esta teoría, desde los 12 años en adelante el cerebro humano estaría potencialmente capacitado para las funciones cognitivas realmente abstractas, puesto que ya estarían afianzadas todas las nociones de conservación, existiría la capacidad para resolver problemas manejando varias variables, la reversibilidad del pensamiento ya se puede manejar en forma simultánea y se podría así acceder al razonamiento hipotético deductivo.
Se encuentra disponible una clasificación por década de estas publicaciones del período 1919-1980 en el Prefacio a: Smith, L. (1993).