Así la unidad relativa a la sílaba "pe" incluirá ejemplos como "pe-rro", "pe-lo", "Pe-pe", "pe-lo-ta", "gol-pe" o incluso frases como "Pe-dro pe-día pe-ras".Figuradamente se suele denominar silabario a un manual breve, que introduce al lector en determinada área del conocimiento o en una disciplina práctica.[3] En esta etapa, el método usado por los maestros consistía en la interrogación individual del estudiante sobre los signos y sílabas de la cartilla.En los nuevos silabarios hay preocupación por presentar listados lo más completos posibles, enciclopédicos podría decirse, de todas las sílabas en uso.En 1810 se publicó, por ejemplo, la Cartilla o silabario para uso de las escuelas, impreso por el independentista chileno Manuel José Gandarillas en Buenos Aires.La disposición del impreso, sin íconos o mensajes doctrinales y ordenado en 13 unidades numeradas, era de clara inspiración racionalista.Sarmiento, quien después ejercería como presidente de su país, intentaba dar a su sistema un fundamento pedagógico y una metodología progresiva.Se oponía a fundamentar el proceso en la mera memorización y de hecho afirmaba que los anteriores silabarios habían malogrado los potenciales beneficios del método lancasteriano.Este texto aprovechó tempranamente las asociaciones visuales que se podían establecer entre imagen, grafía y el significado de las palabras:El "Silabario Matte", por ejemplo, ya consideraba en su metodología una simultaneidad del aprendizaje de la lectura y la escritura.Hasta entonces en Francia únicamente existían cartillas, conocidas como croix-de Jésus, croix-de-par-Dieu o croisette por su contenido e iconografía religiosa, que presentaban al estudiante el abecedario, listados de sílabas y algunas frases sencillas del ritual cristiano, pero siempre orientadas a la enseñanza del latín.