Ana María Matute

Todo esto, se manifestó en su cuento Muy contento (1968), donde apareció la figura del explotado por la vida industrial y sus órdenes.

[7]​ A pesar de esto, Matute afirmó que no era una novela autobiográfica.

Pueden observarse características neorrealistas en obras como en Los Abel (1948), Fiesta al Noroeste (1953), Pequeño teatro (1954), Los hijos muertos (1958) o Los soldados lloran de noche (1964).

En 1949, presentó Luciérnagas al Premio Nadal, "pero fue eliminada en una de las rondas finales";[9]​ sin embargo, la censura impidió la publicación.

En 1954, nació su único hijo, Juan Pablo, al que dedicó gran parte de sus obras infantiles.

Como resultado de las leyes españolas, Matute no tenía derecho a ver a su hijo después de la separación, ya que su esposo obtuvo la tutela del niño, y esto le provocó problemas emocionales.

Encontró el amor años después, al lado del empresario francés Julio Brocard, con el que compartió la pasión de viajar.

Ella sufría ya depresión, y la pérdida de su gran amor la sumió más en esta.

En 1996, publicó Olvidado rey Gudú y ese mismo año fue elegida académica de la Real Academia Española donde ocupaba el asiento «K», convirtiéndose en la tercera mujer en formar parte de esta institución.

Existe un premio literario que lleva su nombre y sus libros han sido traducidos a 23 idiomas.

[20]​ Matute utiliza mucho, como fuente primaria, el pesimismo, lo cual da a sus novelas una sensatez más clara que la realidad de la vida.

Muchos críticos consideran que su mejor obra es la trilogía Los Mercaderes, la cual está conformada por Primera memoria, Los soldados lloran de noche y La trampa.

Otra obra gravemente afectada fue Los hijos muertos que, revisada por el censor José Pablo Muñoz en 1958, se eliminaron todo tipo de palabras malsonantes y expresiones vulgares.