Golpes de Estado en El Salvador

[1]​Durante la existencia de la República Federal de Centroamérica hubo una continua disputa entre el gobierno federal (que buscaba tener mayor control sobre el territorio) y los estados (que buscaban tener una mayor autonomía y ser en quienes residía la soberanía).

[4]​[5]​ El jefe supremo salvadoreño Antonio José Cañas había logrado restablecer las comunicaciones con el gobierno guatemalteco, que envió en mayo de 1840 como comisionados al general Rafael Carrera y a Joaquín Durán y Aguilar.

Ante ello, el Consejo Representativo nombró como jefe provisorio al designado Norberto Ramírez, que renunció en enero de 1841 al estar en desacuerdo con Malespín; por lo que el Congreso Constituyente del Estado nombró como jefe provisorio a Juan Lindo, que se convirtió en el primer presidente del país al emitirse y jurarse la Constitución de 1841 en febrero de ese año.

A fines de octubre de 1841, surgiría un movimiento en San Salvador y San Miguel que buscaba destituir a Juan Lindo y colocar en su lugar al General Nicolás Espinoza, dicho movimiento estaría liderado por el Coronel Nicolás Ángulo; en dicho alzamiento, según el gobierno, algunos senadores (en la Constitución de 1841 el sistema legislativo era bicameral) y diputados estaban implicados.

El 29 de diciembre, Guzmán se dirigió a Malespín para que declarase si obedecía o no las leyes, y al obispo y la Corte Superior de Justicia para que restablecieran la justicia.

Ante ello, el presidente General Francisco Malespín se movilizó hacia San Miguel, mientras que los pronunciados buscaron refugio en Nicaragua.

Debido a la derrota en la batalla de La Arada, y por consejo del senador Dueñas, decidió no retomar el cargo.

Contingentes guatemaltecos liderados por los Generales Gregorio Solares e Indalecio Miranda invadieron el oriente del país desde Honduras, y para abril habían vencido a las fuerzas de San Miguel; mientras que Barrios realizó ataques infructuosos en Ahuachapán.

En Guatemala se refugiaron los opositores de Ezeta, (entre los que destacaba el General Rafael Antonio Gutiérrez) quienes recibirían apoyo del presidente guatemalteco José María Reina Barrios para iniciar una revolución y deponer a los hermanos Ezeta.

Ahí tomaron el cuartel y reclamaron la rendición de las tropas del gobierno que se organizaron para sofocar esta rebelión.

[1]​[17]​[20]​ Los rebeldes se encontraban ya en Opico, cercana a la capital, bajo las órdenes de los generales Tomás Regalado, Salvador Ávila y el coronel Emilio Calderón.

[1]​[17]​[21]​[20]​[16]​ El entonces presidente Arturo Araujo nueve meses de iniciada su presidencia, debía enfrentar una crisis económica producida por la Gran Depresión de 1929 lo cual afectaría a El Salvador con la inflación y altos precios del café, debido a que en El Salvador se presentaba descontentos por parte del sector campesino por la reforma agraria que el prometió durante su campaña presidencial debido a que no beneficiaba a la mayorías, ante esto muchos campesinos se manifestaron y terminaron siendo reprimidos, tras esto Araujo decidió recortar el presupuesto a la Fuerza Armada para poder paliar la crisis pero los militares estaban inconformes con dicha idea fue así que un grupo de militares del país apoyados por la oligarquía cafetalera unieron fuerzas y derrocaron al gobierno de Araujo, el 2 de diciembre de 1931,desembocando una Revuelta en Izalco en contra del gobierno, dejando un saldo de 24 000 víctimas en su mayoría campesinos, indígenas, miembros del Partido Comunista y militares golpistas; derrocado Arturo Araujo, terminó exiliándose en Guatemala y luego en Estados Unidos, Tras su derrocamiento se crearía el Directorio cívico que le entregó el poder al general Maximiliano Hernández Martínez quien en ese entonces fungía como vicepresidente y Ministro de Guerra de la República.

Carlos Humberto Romero asumió la presidencia en 1977 a través de un supuesto fraude al entonces candidato opositor Gral.

Ernesto Claramount Rozeville la UNO (Unión Nacional Opositora) presentaron denuncias sobre numerosos hechos de fraude y coacción electoral cometidos en la votación.

Para ese momento se desempeñaba como jefe supremo salvadoreño electo José María Cornejo.

En Nicaragua, Gerardo Barrios, que para ese momento ya tenía mucha influencia en las cámaras legislativas, planeó como derrocar a Campo.

Barrios respondería demandando la destitución como ministro de guerra a Juan José Bonilla y su sustitución por José María San Martín, y que se nombrase a él o al General Trinidad Cabañas como comandante general del ejército.

En junio de 1877 se descubrió una conspiración que buscaba colocar en la presidencia al General Francisco Menéndez; debido a ello varias personas fueron aprisionadas, exiliadas o perseguidas.

Debido a ello, el General José María Rivas, que se encontraba exiliado en Honduras (debido a haber protagonizado una rebelión en contra del gobierno del General Francisco Menéndez en 1889, luego de ser comunicado de su destitución como gobernador y comandante militar del departamento de Cojutepeque), le escribe a Ezeta diciéndole que venía en su ayuda.

Debido a la manipulación de los resultados, impulsado por el entonces presidente interino Alfonso Quiñónez Molina y su cuerpo paramilitar denominado como las Ligas Rojas, la mayoría de los votos fueron para los candidatos del partido oficial (Meléndez y Romero respectivamente), quedando en tercero Araujo.

Sin embargo, dicha acción fue un rotundo fracaso; las fuerzas del gobierno capturaron a un total de 140 personas con pistolas y machetes, y un consejo de guerra extraordinario condenó a ser fusilados al Coronel Aberle y al Mayor Alfaro Noguera; mientras que el expresidente Meléndez logró escapar a Honduras para luego radicarse en Costa Rica.

Campesinos e indígenas se rebelaron contra el Gobierno del general Maximiliano Hernández Martínez por la falta de tierras y altos precios del café, es posible que también se intentase derrocarlo, buscando tomar los cuarteles generales de la Guardia Nacional; pero estos terminaron siendo reprimidos por el ejército de El Salvador y grupos paramilitares armados conocidos como Guardias Cívicas.

Terminando con un saldo de 30 000 víctimas, entre ellos los destacables líderes Feliciano Ama, Modesto Ramírez, Farabundo Martí y Francisco Sánchez.

Donde militares de los regimientos primero y segundo de infantería (entre cuyos líderes estaban el General Alfonso Marroquín, Coronel Tito Tomás Calvo, Teniente Coronel Alfredo Aguilar, Capitán Mayor Julio Faustino Sosa, Capitanes Héctor Montalvo, Guillermo Fuentes, entre otros) apoyados por civiles (entre los que destacaba el líder opositor Arturo Romero) buscaban derrocarlo tras 13 años de dictadura.

Conformando un gobierno en el exilio (con sede en una casa situada al costado oriente del Palacio Nacional de Guatemala) bajo el liderazgo de Miguel Tomás Molina, quien nombró como ministro de defensa al Coronel José Ascensio Menéndez (hijo del expresidente General Francisco Menéndez); a la vez que se prepararon para invadir el país y derrocar a Aguirre.

[1]​ En 1972 se llevarían a cabo las polémicas elecciones presidenciales en El Salvador resultando ganador el coronel Arturo Armando Molina del oficialista Partido de Conciliación Nacional (PCN), lo cual la Unión Nacional Opositora (UNO) califico de fraude electoral debido a que su candidato José Napoleón Duarte había recibido más votos que Molina.

Ante estos hechos, Duarte fue arrestado y trasladado hacia un cuartel militar dónde recibiría torturas físicas y psicológicas, Duarte sería condenado a ejecución por el delito de alta traición pero por presiones internacionales terminaría exiliándose hacía Venezuela, Sánchez Hernández sale ileso del evento y logra entregar el mando a su sucesor quien sería el Coronel Arturo Armando Molina sin importar que su victoria fue gracias al fraude electoral.

El 6 ese mes fueron encarcelados los senadores Gregorio Pinto, Sixto Pineda y José Miguel Montoya, y los diputados José Santiago Milla, Lucas Resuleu, Lucas Pinto e Higinio Zaldaña, que fueron conducidos hacia Guatemala rumbo a México; mientras que la asamblea se disolvió.

Esta Asamblea inició sus sesiones el 11 de septiembre de año, contando con 42 diputados propietarios y 28 suplentes, tienendo como mayoría a 27 diputados del partido Liberal (al que pertenecía el presidente) y 15 del partido Conservador.

Lo que dio excusa al presidente Menéndez para disolver la Asamblea, restringir la libertad de imprenta, y asumir la dictadura ese mismo día.

Imagen que representa la Revolución de los 44 que derrocó al gobierno de Carlos Ezeta