[1][fuente cuestionable]El joven Farabundo creció rodeado de pobres campesinos, con los que se identificó más tarde en su vida.
Sus biógrafos lo describen como un niño precoz y sensible que no podía entender las diferencias entre los hombres.
Al mismo tiempo, provocó un duelo con su profesor, Victoriano López Ayala, sobre la naturaleza de la cognición.
Estando Martí exiliado en Guatemala, en el año 1925, participó en la fundación del Partido Comunista Centroamericano.
En 1925, Martí y algunos otros intelectuales disidentes fundaron el Partido Socialista Centroamericano en Ciudad de Guatemala, que se comprometió a trabajar por la unidad del istmo.
[5] Entre sus fundadores se encontraban los estudiantes universitarios Alfonso Luna, Mario Zapata y Agustín Farabundo Martí.
Ese año, Martí y algunos asociados cercanos, incluido Miguel Mármol, fundaron el Partido Comunista de El Salvador.
Contrariamente al enfoque establecido dirigido por Moscú, los comunistas salvadoreños se negaron a participar en las elecciones y en su lugar concentraron sus esfuerzos en organizar el campesinado rural desposeido.
Fue dirigente del Partido Comunista Salvadoreño (PCS), fundado en 1930, mientras El Salvador vivía los efectos de la crisis económica internacional.
Terminadas las elecciones, en las que fue ganador el civil Arturo Araujo, Martí fue liberado de la cárcel y regresó a El Salvador clandestinamente.
[7] En esta coyuntura, el Comité Central del PCS decidió preparar un levantamiento popular contra el gobierno martinista.
Los campesinos lograron tomar algunos cuarteles pero estaban mal armados y carecían de un plan estructurado.
La insurrección fue aplastada por el ejército del presidente Martínez, con una fuerte represión que, en pocas semanas, provocó entre 15 000 y 30 000 muertos, aunque nunca se supo la cifra exacta de la matanza.
Para las élites salvadoreñas, la revuelta combinaría sus fuertes temores a la rebelión indígena y la revolución comunista.
Asimismo, defendió a los estudiantes Luna y Zapata, diciendo que ellos no habían estado profundamente involucrados en los hechos.
Una versión afirma que, en el momento de confesarse, Martí le dijo a un sacerdote que "he perdido la fe en los principios omnipotentes, los cuales de acuerdo a ustedes son todos justicia y todos amor", y preguntó al sacerdote si era justo lo que había hecho el ejército y los burgueses a los fallecidos de "nuestros rangos".
[10][11] Los historiadores todavía debaten la influencia de los miembros del Partido Comunista Salvadoreño en la insurrección.
[12] Su figura fue retomada por la izquierda salvadoreña en las décadas siguientes, como símbolo de resistencia frente a los sucesivos gobiernos militares.