[8][9] El origen de los primeros toreros es difuso, al no ser posible concretar el momento exacto en el que surgieron las primeras personas que corrieron toros y los burlaron esquivando las embestidas de estos durante fiestas y celebraciones populares españolas.Las referencias documentadas indican que estas actividades se realizaban en el siglo xiii en Cuéllar (Segovia) y que Alfonso X en las Siete Partidas prohibió cobrar por torear, recortar o saltar con garrocha toros bravos.[10][11] En el siglo xvi y XVII los lidiadores eran caballeros rejoneadores que se ejercitaban lanceando toros auxiliados por pajes o peones encargados estos de realizar quites —suerte que libra del peligro de la acometida de la res— o colocaban al toro según las necesidades del rejoneador.[13][14][15][16] El origen del torero moderno tal y como está definido y como responsable de la lidia del toro bravo en el ruedo se sitúa en el siglo XVIII cuando los caballeros alanceadores dejan de practicar el rejoneo tras las reformas que Felipe V ordenó entre 1704 y 1725 sobre las formas de montar a caballo, en la que se vetaba la monta tradicional española a la jineta, y era sustituida por la monta a la brida, imposibilitando el torero a caballo.[17][18] Ante la dificultad de poder rejonear, la nobleza abandonó la lidia dejando paso a los nuevos toreros que ya habían empezado a lidiar por su propia cuenta ganándose el favor del pueblo.[19] En el siglo XX surgió la figura del maletilla, jóvenes sin recursos que buscaban una oportunidad para convertirse en toreros profesionales.[20] Derivado de la palabra maleta, es decir mal torero,[21][22] el maletilla era el nombre que recibía un joven aspirante a torero, que sin tener recursos ni medios se abría camino toreando en las fincas de ganaderías bravas, en becerradas, tientas y capeas organizadas por estas, incluso furtivamente entrando de noche en las ganaderías con el fin de dar unos lances a algún toro.[24] Entre los maletillas que alcanzaron ser toreros profesionales se encuentran el Cordobés, quien como maletilla fue de uno a otro pueblo participando en capeas hasta ser figura del toreo reconocido mundialmente en 1964.Para lidiar al toro el torero emplea una serie de suertes —acciones que se valen del engaño: capote y muleta para hacer que el toro pase cerca del torero— con el objetivo de esquivar las embestidas del toro y domarlo.Por último en becerradas, tanto en las que participan profesionales, como en las que participa el público local, también es preceptiva la presencia de un matador de toros o novillero con picadores profesional.El peón o subalterno es el que saca al toro del caballo, acto seguido el torero prueba mediante lances de capote las condiciones del toro, en este momento pueden realizarse quites por parte del siguiente matador de toros.[45] Con el torero José Delgado Pepe-Hillo llegaron las primeras publicaciones de las reglas y recomendaciones para torear o Tauromaquias, con indicaciones sobre la forma de ejecutar las suertes, poner banderillas y torear según las características del toro, publicada en Cádiz en el año 1796.Ganaderos, escritores y poetas se interesaron por el toreo y a los toreros con otra perspectiva que le otorgó un carácter atractivo para los círculos sociales.Así queda unida a la cultura española formando un vínculo que dio destacadas obras en la prosa y la poesía de la generación del 27.Al mismo tiempo surgen figuras como Luis Miguel Dominguín, el mexicano Carlos Arruza, Pepe Luis Vázquez, Antonio Bienvenida, Pepín Martín Vázquez, Miguel Báez y Espuny el Litri, Julio Aparicio Martínez y Agustín Parra Parrita.La pugna entre ambos espadas inspiró al Premio Nobel de 1954, Ernest Hemingway, a escribir en 1959 El verano peligroso, obra póstuma que fue publicada en 1985.Destacan en los años sesenta toreros como Paco Camino, Jaime Ostos y Diego Puerta y Santiago Martín el Viti, torero que más puertas grandes ha abierto en Las Ventas, dieciséis veces.[65] En plena expansión y auge de la nueva tauromaquia surgieron otras grandes figuras como: Francisco Rivera Paquirri —lideró el escalafón de 1972— Curro Romero, Rafael de Paula que dominó el toreo técnico, Curro Vázquez con un toreo elegante, Manolo Vázquez, Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Pedro Gutiérrez Moya El Niño de la Capea —lideró el escalafón en 1975, 1976, 1978, 1979 y 1981—, Dámaso González —primero del escalafón en 1980—, Antoñete, Julio Robles con su dominio del capote y de la muleta, Francisco Ruiz Miguel quien abrió diez veces la puerta grande de Las Ventas, Juan Antonio Ruiz Espartaco —primero en el escalafón en 1982 y de 1985 a 1991—, Paco Ojeda —primero en el escalafón en 1983—, José Mari Manzanares —primero del escalafón en 1984—.La figura del torero, al igual que otros aspectos de la tauromaquia han sido fuente de inspiración para artistas de diferentes géneros artísticos, destacan las creaciones a partir del siglo XVIII, sobre todo pictóricas a las que siguen además obras literarias y escultóricas, del siglo XIX.La ópera francesa Carmen compuesta por Georges Bizet en 1875, basada en la novela Carmen de Prosper Mérimée (1845), en el segundo acto hace referencia al sevillano Escamillo que viene a torear a la ciudad andaluza.Toreros que han ocupado el primer puesto del escalafón taurino:[117]