Poesía taurina

Esta narración poética, según indicó Manuel Machado quedó dividida en tres etapas:[8]​ El primer periodo poético sobre la tauromaquia comprende las canciones de gesta, los elementos folclóricos tales como canciones, estribillos y coplas, y los romances de los siglos XV-XVI; a parte del teatro.

«Con razón é d'aneven gran pavor as bestias da Madro d'aquel Sennor que sobre todas cousas á poder».

[13]​ Murió Frontalete, y hallo que el cuerno, menos violento, le sacará sangre al viento, pues mató vuestro caballo.

Los poetas se centraron en los toreros más importantes del momento como Pepe-Hillo, Pablo Romero o Costillares.

Entonces el diestro presenta su capa a los tercos embates, escurre su cuerpo hacia un lado, y al punto se aparta salvando la herida letal con su rápido salto.

135-148 Taurus a peditibus illuditur Ille, uelut forti neruo contorta sagitta, fertur in aduersum certus trasfigere cornu lusorem, fixumque leues extollere ad auras.

Lintea tunc lusor duratis ictibus offert, corripit e spatio corpus, promptusque recedens euadit celeri letalia uulnera saltu.

Ille uenenato rursus feruentior aestu conixus toto lusorem corpore contra aggreditur, spumatque ira, mortemque minatur.

Ast lusor parua munitus arundine dextram lintea dum prona uersat ceruice iuuencus, ipse toris uelox figit penetrabile ferrum.

Tollitur in caelum telo transfixus acuto En el siglo XIX la poesía taurina ya está consolidada como género.

En las cartas intercambiadas entre ambos hermanos publicadas en la obra del poeta Poesía y Prosa, editada por Oreste Macri en 1989[38]​ Antonio Machado describe con entusiasmo dos ejecuciones de la suerte al volapié realizadas por parte del torero Ricardo Torres Reina, Bombita,[n. 2]​ en una corrida de toros que Antonio Machado presenció en Madrid en 1896.

[39]​ En etapas posteriores Machado mostró la aprehensión y el repudio social y regeneracional hacia la tauromaquia siguiendo algunas tendencias del momento, tiempo después la postura respecto al tema taurino de Antonio Machado fue la de comprender la tauromaquia, estos cambios quedaron plasmados en los versos del poeta.

Estos conocimientos fueron un recurso frecuente en la poesía de la generación del 98 y Machado no estuvo ajeno a ellos.

Animados por el torero Ignacio Sánchez Mejías, poetas, como Jorge Guillén, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso o Gerardo Diego se reunieron dando inicio a una nueva generación de poetas y escritores, la del 27.

[7]​ Esta nueva generación de autores nacidos entre 1891 y 1095, compartía una formación académica e intelectual similar, fueron respetuosos con la tradición literaria española.

[53]​ Destacan las obras de Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre entre los diez más importantes.

Entre el humor y el ingenio Salinas deja entrever al hombre desamparado, descubriendo el mundo entre las cosas ocultas o a través de relaciones inesperadas,[55]​ estas características pueden observarse en el poema Presagios (1923) en el que Salinas recurre al amor de un joven del gremio de toreros que no sabe que morirá en poco después «...la juró un día de abril/(Dios le iba a matar en mayo)», el poeta recurre al léxico taurino en los versos «Un viejo chulo la dijo:...» donde chulo en tauromaquia se refiere al hombre que ayuda en el matadero al encierro de las reses mayores, también alude al hombre que asiste a los lidiadores entregando garrochas o banderillas entre otras acepciones;[56]​ unos versos después Salinas menciona: «Y un mocito que era de la torería...» donde torería es como se denomina al gremio o al conjunto de toreros,[57]​[58]​ según explicó José María de Cossío en el análisis realizado sobre dicho poema en su obra sobre el estudio y antología de la poesía (op.

Creó en 1927 junto con Juan Guerrero la revista Verso y Prosa (1927) colaboró con el homenaje a Góngora de 1927 realizado en el Ateneo de Sevilla junto con otros jóvenes poetas como Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso o Gerardo Diego.

[64]​[65]​ En 1957 se publica Maremágnum la primera parte de la segunda obra de Jorge Guillén Clamor, en dicha obra Guillén aporta a la poesía nuevos conceptos de la realidad que le rodea, muestra un mundo injusto, confuso que ha dejado desolación y miseria tras la guerra, denuncia las persecuciones políticas, el mal, el azar, el paso voraz del tiempo o la muerte entre otros temas sociales en los que el poeta presenta un mundo imperfecto donde la angustia y la desesperanza están presentes.

[72]​[73]​ Sobre la obra y la persona de Federico García Lorca ha habido diferentes opiniones contradictorias entre sí sobre su ideología política, sobre su obra poética incluso sobre su identidad, que se han ido repitiendo a lo largo del tiempo, muchas de estas opiniones fueron emitidas por los mismos escritores que conformaron la generación del 27.

[77]​[78]​ Con estas palabras García Lorca incorporaba la tauromaquia al mundo del arte y de la cultura respaldado por otros poetas como Pedro Salinas o Gerardo Diego convirtiendo el toreo en un punto de referencia para la producción poética, culminará su obra con la elegía Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, en homenaje al torero fallecido en el ruedo con quien el poeta tenía una profunda amistad.

Dicha amistad surgió cuando José María de Cossío presentó al torero Sánchez Mejías a Rafael Alberti en el círculo literario, poco después sería el propio torero y también escritor Ignacio Sánchez Mejías quien animase a los jóvenes poetas a acudir al homenaje realizado en Sevilla en conmemoración de Góngora, entre ellos figuraba Lorca, de dicha conmemoración surgen las bases de la que sería conocida después como la generación del 27.

La cogida (Plaza de toros) es un poema escrito en 1954, en el que Aleixandre emplea la metáfora y la simbología como vehículo para mostrar la cogida del torero como una forma de amor, como si de un beso ciego y mortal se tratase, intenso, emotivo y premonitorio, emplea en estos versos una métrica novedosa, en la que rima el verso libre sobre una única asonancia.

José María de Cossío y Rafael Alberti visitaron al torero Cayetano Ordóñez Aguilera conocido como el Niño de la Palma a quien Alberti le había redactado el poema.

/ Por ti, al ruedo / ¡Ay con más años que miedo¡ / Luis Miguel.»[94]​ Poeta eslabón entre la generación del 27 y la generación del 36,[95]​ el mundo taurino fue para Miguel Hernández uno de los temas más empleado en su poética hasta el punto de llegar a convertirse casi en una obsesión.

Colaborador de publicaciones como Greta y Ultra, La Gaceta Literaria o la revista Litoral.

Con su obra de tema taurino, Pedro Garfias se equipara a los poetas del 27 que también se sintieron atraídos tanto por la estética de las corridas de toros como por el toreo y su dimensión humana, por la que el poeta sintió una gran admiración según puede apreciarse en las seguidillas, versos cortos y romances taurinos.

Todos los diestros se hallan sentados en torno a una mesa aguardando la llegada del torero Manolete.

Uno de los poemas que conforman el poemario es A Juan Belmonte dedicados al torero Juan Belmonte, también se encuentran versos dedicados a Gallito, Manuel «Manolo» González Cabello o Carlos Arruza.

[107]​ Durante la etapa que el poeta pasó en Madrid (1926-1927) fue un habitual de las tertulias madrileñas de los años veinte junto con poetas como Juan Ramón Jiménez, Baltasar Peña Hinojosa o Juan Miguel Pomar.

Poema Fernan González
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Cantiga CXLIV de las Cantigas de Santa María , referida al Toro de Plasencia
Retrato de Baltasar del Alcázar
Luis de Gongora
Rafael Landivar
Gerardo Diego, poeta soriano
Manuel Machado (1914)
Página de título de la primera edición de las Poesías completas de Antonio Machado, con autógrafo y foto del autor (tomada hacia 1917, en su etapa de profesor en Baeza). Fondos de la Biblioteca del Ateneo de Madrid.
José Ortega y Gasset
Juan Ramón Jiménez
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Ateneo de Sevilla
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Pedro Salinas
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Jorge Guillén y la infancia (monumento)
Joselito y Belmonte
Federico García Lorca, 1919.
Romancero Gitano, 1928.
Llanto por Ignacio Sánchez Mejías
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Rafael Alberti
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Busto de Miguel Hernández
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Busto de Pedro Garfias Zurita
Antonio Montes Vico
Monumento a Adriano del Valle en Sevilla