Ignacio Sánchez Mejías

Y en esa escuela se formó, como matador de toros, Ignacio Sánchez Mejías.

En 1934, Sánchez Mejías decidió reaparecer en las plazas a la vez que Juan Belmonte.

No permitió que lo operaran en la modesta enfermería de Manzanares, donde el médico local Alfonso Fernandez-Pacheco Resino se ofreció para intervenirlo, y pidió volver a Madrid, pero la ambulancia tardó varias horas en llegar.

El mito dice que buscó la muerte: Al morir Sánchez Mejías, su figura fue ensalzada por Miguel Hernández, Rafael Alberti –que hizo el paseíllo en su cuadrilla– y otros poetas de la generación del 27, incluido García Lorca, cuyo Llanto por Ignacio Sánchez Mejías es para muchos la mejor elegía en español desde las Coplas de Jorge Manrique.

[cita requerida] Su faceta como intelectual y el enorme aprecio que los escritores del 27 le dispensaron hizo que su repercusión en la historia del toreo sea muy superior que su significado estricto como matador de toros: Los cuatro textos están incluidos en Ignacio Sánchez Mejias - Teatro, editado por Colección Austral, edición de Antonio Gallego Morell, 1988.

Curiosamente, Ignacio Sánchez Mejías reposa junto a dicha obra monumental.