Gangrena

Los factores de riesgo incluyen diabetes mellitus, enfermedad arterial periférica, tabaquismo, traumatismos graves, alcoholismo, VIH/SIDA, congelación, influenza, dengue, malaria, varicela, peste, hipernatremia, lesiones por radiación, enfermedad meningocócica, infección por estreptococos del grupo B y síndrome de Raynaud.

[1]​ El diagnóstico de gangrena se basa en los síntomas y está respaldado por pruebas como las imágenes médicas.

[3]​ El tratamiento puede incluir cirugía para eliminar el tejido muerto, antibióticos para tratar cualquier infección y esfuerzos para abordar la causa subyacente.

Esta práctica se basa en que algunas especies de gusanos consumen solo carne muerta, sin afectar al tejido viviente circundante.

Ya en 1028, mosca y gusanos se utilizaban habitualmente para tratar heridas crónicas o úlceras para prevenir o detener la propagación necrótica,[6]​ ya que algunas especies de gusanos solo consumen carne muerta, dejando intacto el tejido vivo cercano.

En los últimos tiempos, sin embargo, la terapia con gusanos ha recuperado cierta credibilidad y a veces se emplea con gran eficacia en casos de necrosis tisular crónica.

Si la isquemia se detecta precozmente, cuando hay herida isquémica y no gangrena, el proceso puede tratarse mediante revascularización (a través de bypass vascular o angioplastia).

[22]​ Sin embargo, una vez que se ha desarrollado la gangrena, los tejidos afectados no son salvables.

Si se detecta en forma temprana, el proceso a veces puede ser revertido mediante cirugía vascular.

Sin embargo, si la necrosis se establece, el tejido afectado debe eliminarse, para no sufrir gangrena húmeda.

Las úlceras por presión que ocurren en partes del cuerpo como el sacro, glúteos y talones —aunque no necesariamente húmedas— también se clasifican como infecciones de gangrena húmeda.

La gangrena húmeda suele desarrollarse rápidamente debido a la obstrucción del flujo sanguíneo venoso (principalmente) o arterial.

Los productos tóxicos formados por las bacterias se absorben, provocando una manifestación sistémica de sepsis y finalmente la muerte.

Es muy importante recordar que, cuando se produjo una fractura expuesta, dejó en los primeros momentos de ser emergencia traumatológica para convertirse en urgencia infectológica.

El soldado Milton E. Wallen del Ejército Confederado yace en cama con un brazo amputado gangrenado.
Gangrena húmeda del pie.