Casi al final hay dos calles paralelas con los nombres de Virgen María y San Salvador.
El resto está copado por sepulcros individuales y capillas funerarias familiares.
En las Constituciones del Arzobispado de 1609 se decidió que solo se podrían hacer monumentos funerarios dentro de los templos en los casos en que fuera en una capilla costeada por el difunto.
[4] Las clases bajas enterraban a sus muertos en los camposantos (cementerios) de parroquias y hospitales.
Cuando el ilustrado Pablo de Olavide diseñó sus "Nuevas Poblaciones" por Andalucía siempre figuraba en el proyecto un cementerio a las afueras del pueblo,[4] pero cuando Olavide fue asistente de Sevilla no consta que acometiera ninguno con estas características.
Aunque nunca estuvo en ruinas, no correspondía con el proyecto de crear un cementerio general para la ciudad, y como se estaba quedando pequeño hasta para el barrio de Triana, finalmente se cerró en 1885.
Los cuerpos allí enterrados fueron exhumados en 1901 y el terreno municipal fue vendido en 1907.
[18] La Ayuntamiento decidió crear una gran necrópolis para dar servicio a la ciudad y el terreno elegido finalmente fue el de San Lázaro, al norte de la ciudad.
[20] Desde que el cementerio abrió comenzaron los enterramientos en varias formas, dependiendo del coste, según las ordenanzas.
En el otro extremo, se construirían tumbas con monumentos funerarios y panteones familiares.
Sobre el pedestal hay un cubo con un relieve donde una figura femenina que representa la Victoria corona a un león.
Sobre el dado hay una columna con un fuste dórico rematada por unas balas de cañón y una cruz.
[31] Vicente Traver realizó unas tumbas sencillas a cargo de José Gastalavaner Gimeno (1926).
Juan José López Sáez realizó cruces con pedestal para el panteón de María Melantuche (1924).
[32] La escultura, que muestra a varias personas transportando el ataúd abierto, motivó una visita de Alfonso XIII en 1930.
[32] En 1926 Gabino Amaya diseñó una escultura en bronce para la sepultura del pintor José Villegas Cordero.
Sobre la cripta hay un Jesús yacente de piedra blanca realizado por Manuel Delgado Brackenbury en 1930.
[39] Las tres fosas que fueron usadas en la guerra civil son llamadas Pico Reja, Monumento (que cuenta con un monumento conmemorativo de 2003, una columna y una cruz) y Antigua.
Salvo las tres de la Guerra Civil, las otras cinco fueron usadas para indigentes y cuerpos no reclamados.
No obstante, en 1941, con las arcas públicas mermadas tras la guerra, se decidió acometer una ampliación hacia el norte del cementerio de San Fernando.
[46] En la ampliación de los años 40 se hicieron varios bloques para nichos.
En 1947 Juan Talavera y Heredia diseñó una capilla funeraria para los escolapios.
Está realizado en ladrillo visto y tiene un volumen delantero con forma de cruz.
[49] En el 2000 se construyeron junto a la entrada unos edificios para cuatro hornos crematorios.
En 2007 el Ayuntamiento puso toldos y otras mejoras en la entrada principal del cementerio.
Finalmente se decidió encargar el plano a un arquitecto titulado.
[38] Por ello, Balbino Marrón elaboró un plano donde las tumbas se intercalaban con vegetación, al estilo inglés, dando a la vegetación un protagonismo más grande, si cabe, que a su proyecto original del cementerio de San Fernando.
[57] En 1943 se cedió una parcela de terreno a Aarón Soto en el "cementerio hebreo".
Por ello, el Gobierno acometió dicha obra a cargo del arquitecto Antonio Delgado Roig, que levantó un muro con una puerta.
Se ha propuesto por algunas organizaciones culturales y políticas la construcción en el cementerio sevillano de un "Panteón Republicano" en el futuro, donde descansen los restos repatriados de Antonio Machado, del expresidente de la República Diego Martínez Barrio, que se encuentran en una tumba del cementerio, los de José Díaz Ramos, antiguo secretario general del PCE (1932-1942), que fueron repatriados desde Georgia en 2008 y se encuentran también en el cementerio, así como los de los alcaldes republicanos de Sevilla, Isacio Contreras, cuyos restos también están en el camposanto, y Horacio Hermoso Araujo, quien fuera fusilado en 1936 y sus restos están en el columbario que se está investigando.