[1] El cónsul noruego en Sevilla, Bjorn R. Bjorge, no creyó que se tratara de un ataque intencionado a un barco noruego, por lo que no realizó ninguna reclamación diplomática.
El cónsul declaró al periódico ABC que sus barcos ya habían sufrido otros ataques bélicos porque Noruega tenía la tercera flota comercial mayor del mundo y solo Sevilla recibía anualmente cien barcos noruegos.
Noruega no tuvo ningún inconveniente en reconocer al gobierno de Franco constituido en Burgos.
Los heridos fueron llevados al Hospital Central, donde se mostraron muy satisfechos con el tratamiento médico recibido.
Los entierros se celebraron en presencia del cónsul y de las autoridades españolas que había en Sevilla.