Marcial Lalanda

Sin embargo, la vocación como torero de Marcial Lalanda la señala el periodista catalán Liviano Ruvenat quien dice cómo se hizo torero por seguir el ejemplo de sus dos hermanos, Eduardo y Martín Lalanda, banderillero y novillero, respectivamente.

En esta ocasión se enfrentó con una becerra en la finca salamantina "Aldea nueva", propiedad del ganadero Luis Baeza.

El resultado artístico, según el cronista, no fue el idóneo puesto que los dos hermanos "Lalandas quedaron mal, y también el ganadero".

La revista taurino-satírica Kafé kon media publicó ese año un artículo del cronista Álvaro Arias "Don Justo" en el que realizaba una breve semblanza sobre el niño Lalanda titulado: "Otro niño prodigio: uno que puede ser el Papa":[12]​

Cumplió el toro en el caballo, recibiendo hasta tres varas y, el en último tercio, "Belmonte, con el ceremonial de costumbre, cede los trastos a Marcial", quien a continuación inició su faena "con un magnífico pase por alto y dos naturales inmejorables".

[20]​ En el tercer toro, como es costumbre, Lalanda devolvió los trastos a su padrino, Juan Belmonte; y esperó la salida del sexto para lidiar el último de su lote.

Durante el paseíllo el público ovacionó fuertemente al torero madrileño, "no decayendo éste [entusiasmo] en toda la tarde que ha sido verdaderamente triunfal para Marcial Lalanda".

El público lo premió con una gran ovación a la que le sucedieron la concesión de dos orejas y el rabo.

Por esta razón el director Rafael Salvador se interesó en Lalanda para completar el reportaje realizado en honor de Granero, titulado Gloria que mata (1922).

Se trata de un documental en el que participaron además del torero madrileño el también el diestro sevillano Manuel Varé "Varelito" y Consuelo Granero.

[22]​ En 1928, Marcial Lalanda hace una incursión en el mundo del cine protagonizando la película ¡Viva Madrid que es mi pueblo!

Un documental en el que aparecían los testimonios e imágenes de toreros como Juan Belmonte, Carlos Arruza, Luis Miguel Dominguín o el propio Marcial Lalanda.

Así, fue considerado como "el alma de la asociación y su defensor más firme".

El torero Marcial Lalanda, de niño, en 1915, junto a su padre
Marcial Lalanda ejecutando el pase de la mariposa, un lance de capote creado por él, en la plaza de toros de Sevilla en 1924
Portada de la novela cinematográfica ¡Viva Madrid, que es mi pueblo! (1928), basada en la película homónima de Fernando Delgado
Marcial Lalanda toreando en 1935.