Más adelante se vio que este era un ingreso fiscal necesario y fue restablecido bajo otra forma de impuesto.
Luego, en una suerte de maniobra estratégica, Castilla logró sortear las fuerzas oficiales y llegar a Huancayo, ciudad en la que se preparó para el gran salto sobre Lima.
Los defensores se aferraron tenazmente a sus defensas y hubo batallones enteros, como el llamado "Columnas Inmortales", formado por los artesanos, que cayeron muertos íntegramente sin retroceder.
Entre quienes destacaron en el senado se puede mencionar a Fernando Casós, Benjamín Cisneros, Antonio Arenas, Bartolomé Herrera y Evaristo Gómez Sánchez.
Los debates se llevaron a cabo en las dos cámaras de manera independiente, situación que dificultó, alargó e incluso interrumpió temporalmente el proceso.
El Gobierno se negó a firmar esa ley y la devolvió al Congreso, aunque finalmente terminó por acatarla.
El gobierno supo maniobrar diestramente sobre los parlamentarios más influenciables y logró que fuera rechazada la moción en lo referente a la vacancia presidencial.
Hubo quienes cuestionaron este proceder, por considerar que violaba la Constitución vigente, pero otros juristas como Antonio Arenas la defendieron decididamente.
[44] Al estallar la guerra con Ecuador en septiembre de 1859, los ministros Morales y Pezet fueron requeridos para el servicio militar.
Desde entonces, Castilla guardó rencor hacia Del Mar, a quien llamaba despectivamente como el «hijo de escribano», según cuenta Juan Antonio Pezet en sus memorias.
Sin embargo, estos gastos incrementados pudieron ser cumplidos gracias a la renta que en ese entonces producía el guano.
Sin embargo, paralelamente el gobierno incurría en gran déficit presupuestario financiado por empréstitos extranjeros a quienes se les garantizaba guano.
[57][58] Para dar educación secundaria, funcionaba en Lima el Colegio de los Sagrados Corazones Belén, fundado en 1849 por unas religiosas francesas.
Asimismo, trajo al Perú los últimos progresos del siglo en materia de comunicaciones, entre los cuales destaca el telégrafo.
Asimismo, se mejoró el armamento del ejército, en sus tres campos: la infantería, la caballería y la artillería, adecuándola a la técnica moderna.
Se envió a Europa al coronel Francisco Bolognesi para la compra de cañones rayados, fusiles y otros implementos bélicos.
Castilla se mostró interesado por el desarrollo de la Amazonía peruana, continuando así la política que iniciara en su primer gobierno.
Es una obra esculpida en mármol, por el escultor italiano Salvatore Revelli y representa al Descubridor de América junto con una mujer indígena.
[89] Una vez restablecidas las Municipalidades, estas empezaron a asumir sus funciones que les eran propias, como dar ordenanzas e imponer contribuciones.
Tenía claro que se requería de un servicio diplomático para difundir sus ideas y proteger los intereses del Perú en el ámbito internacional.
[97] Asimismo, Castilla reanudó relaciones diplomáticas con países como México, Argentina, Brasil y Guatemala, ante los que no se acreditaba legaciones desde la década de 1820.
El decreto señalaba auxilios para que América Central preserve su libertad, y negociaciones a favor de la adherencia al Tratado Continental.
[101] Se protestó contra la agresión franco española a México en 1861 y se envió una misión presidida por Manuel Nicolás Corpancho, para que prestara al pueblo mexicano y al gobierno de Benito Juárez, toda la ayuda posible del Perú frente a la agresión europea.
[104] En 1856, se firmó entre Perú y Ecuador el Pacto de la Unión americana, que reanudaba las interrumpidas relaciones entre esos dos países.
El Perú rechazó esta medida y antes bien, exigió la reinstalación de su ministro en las funciones que le había encomendado.
Siempre fue esa su actitud, la de comandar personalmente al ejército, tal como había ocurrido en la reciente guerra civil contra Vivanco.
El presidente peruano habría ofrecido respaldar la jefatura del general ecuatoriano, siempre y cuando reconociera la cédula misional de 1802.
Al no ser Franco el gobernante legítimo del Ecuador, sino apenas un dictador secesionista en Guayaquil, su posición era endeble.
Los productores nacionales, con sus pocos recursos e instrumentos anticuados, habían sido afectados negativamente por la erradicación de un régimen económico proteccionista a uno más liberal.
Atacaron también al tren con los cargamentos de la misma especie destinados a Lima, y el propio presidente Castilla tuvo que acudir con la tropa para poner orden.