[1] Se trasladó a Huamanga para ejercer su profesión, pero se vio involucrado en la rebeldía de los habitantes de Huanta hacia la emancipación y fue condenado a destierro en 1825.
Apeló ante la Corte Superior de Lima, que le dio la razón.
En 1834 pasó a ser fiscal y al año siguiente se trasladó con la misma función a la Corte Superior de Arequipa.
En 1857 fue promovido a vocal de la Corte Suprema,[2] pero fue entonces cuando el presidente Ramón Castilla lo convocó para ser ministro de Justicia, Instrucción y Beneficencia.
Se mantuvo en el gabinete ministerial hasta 1859; en ese lapso llegó a encargarse interinamente del Ministerio de Hacienda por ausencia de su titular.