En el aspecto político, San Román se mostró abierto y tolerante.
De modo que la lucha electoral se circunscribió principalmente entre San Román y Del Mar.
[1] Juan Manuel del Mar era político y jurisconsulto, natural de Cuzco.
Acusó también al presidente Castilla de gastar 400 mil pesos en sobornos para favorecer a sus candidatos.
[6][4][7] San Román tenía pues, asegurado su triunfo, pero en cuanto a las vicepresidencias, hubo algunos forcejeos.
En cuanto a la segunda vicepresidencia, ninguno de los candidatos obtuvo la mayoría, por lo que el Congreso se encargó de la elección, resultando elegido el general Pedro Diez Canseco con 64 votos, frente a los 42 que obtuvo Manuel Costas.
San Román se hallaba entonces en Arequipa y una comisión del Congreso fue a informarle de su elección.
[7] El traspaso de mando a San Román se realizó sin ningún contratiempo.
[9] Castilla, por su parte, se retiró a su villa favorita, Chorrillos, donde organizó tertulias con sus fieles amigos.
[11] San Román al principio quiso formar un gabinete encabezado por el general Manuel de Mendiburu, pero ante el rechazo que este personaje provocaba en la opinión pública, optó por nombrar como presidente del Consejo de Ministros a José Gregorio Paz Soldán.
El deán Valdivia dice que esa elección se debió al agradecimiento de San Román hacia Paz Soldán, porque este le había refaccionado y decorado su casa donada por el Estado, pero, como bien observa Basadre, debió ser ante todo por la capacidad y trayectoria de dicho político.
[11][12] El Consejo de Ministros quedó así conformado:[11][13] San Román se destacó por su tino y cordura como gobernante.
Él también visitó al presidente San Román, aunque sin recibir mayor privanza.
[14] En las elecciones para renovar la Municipalidad de Lima surgió una vez más la pugna entre echeniquistas y vivanquistas.
Se entretuvo leyendo y comentando con sus amigos las críticas que desde la prensa le hacían sobre su pasado gobierno.
Pero cuando creyó llegado el momento de responder a los ataques más exacerbados, encomendó tal tarea a Manuel Atanasio Fuentes, el Murciélago, que había sido antaño su detractor.
Hasta que sobrevino la grave enfermedad del presidente; fue entonces cuando Castilla retomó su protagonismo en la vida pública.
Estos billetes tuvieron acogida del público, debido a que por entonces había escasez de circulante.
[28][29] Al año siguiente, con posterioridad al gobierno de San Román, se inauguraron el Banco del Perú y una dependencia del Banco de Londres, México y Sudamérica.
[31] En 1862 se anunció la partida desde España de la llamada Expedición Científica con destino a Sudamérica.
El Ejecutivo pidió entonces al Congreso que le diera facultades extraordinarias y autorización para reforzar la armada naval, pero no tuvo éxito.
Este conflicto lo tendría que enfrentar el siguiente gobierno de Juan Antonio Pezet, quien endeudaría al Perú por dicho motivo e incluso perdería la presidencia por una revolución al ser visto por la ciudadanía como débil ante la agresión.
Le aconsejó que hiciera su testamento y se reconciliara con la fe religiosa.
Desde Lima trajeron al célebre padre franciscano Pedro Gual para que oficiara de confesor.
Como se hallaban ausentes los dos vicepresidentes (Juan Antonio Pezet en Europa por motivos de salud, y Pedro Diez Canseco en Arequipa), los jefes militares se pusieron de acuerdo en dar interinamente el poder a Ramón Castilla, por ser el militar más antiguo y prestigiado del escalafón.
Diez Canseco se encargó interinamente del gobierno durante unos cuatro meses.