Nada por perder (película)

La historia se centra en Gonzalo Romero, un exitoso abogado de clase media alta cuyo padre y hermano hemofílico son agredidos a raíz de un siniestro vial por un automovilista, a quien el letrado ante la negligencia policial y buscando justicia por mano propia, matará accidentalmente.

Por los contenidos acaparados, el filme ha sido catalogado por cinéfilos dentro del cine de explotación.

[10]​ Nada x perder no fue presentada en ningún festival de cine y recibió inicialmente críticas polarizadas, destacándose su elenco, su calidad técnica, su denuncia social y su trama, la que otros opinaron que era inverosímil.

[11]​ Gonzalo Romero es un joven abogado que lucha por afianzarse económicamente y espera convertirse en padre.

Espera en oficinas donde impera la burocracia, es casi ignorado por las autoridades policiales, nunca logra que el episodio se esclarezca, y descubre que la corrupción y el engaño están enquistados en todos los recovecos de la sociedad.

En esta lucha estéril, el senador toma represalias contra Gonzalo, quien va dejando jirones de su vida.

El «súper elenco», definido así por Sabatini, está integrado en general por actores de extensa trayectoria en cine, teatro y televisión.

[13]​ Para consolidar sus incorporaciones se contrató inicialmente a Ana María Picchio,[nota 3]​ que era conocida de Susana desde hacía varios años y a Lito Cruz, que había participado en Mercenarios,[14]​ el film anterior de Quique Aguilar.

[17]​ Además, se esperaba que la repercusión internacional de su hermana, la medallista olímpica Gabriela Sabatini, contribuyera a la distribución del filme.

[13]​ La actriz no había participado en un largometraje desde 1987,[nota 7]​ y le destinaron el papel de la esposa del senador corrupto, personaje llevado a cabo por Germán Kraus, ya que había trabajado junto a Aguilar en la telenovela Verónica: el rostro del amor.

[13]​[nota 10]​ Mario Sapag fue contratado para el papel de Roberto Cerra por recomendación del padre de Osvaldo Sabatini, ya que estos eran conocidos y el comediante no había participado en una película desde 1985.

[13]​ Este esperaba un rol menor en la trama, pero quedó complacido por la importancia del personaje que Susana le había asignado, puesto que además no era una actuación en plan humorístico como todas las ejecutadas hasta ese entonces en su carrera cinematográfica.

Esta fase del personaje fue, a diferencia de la línea argumental, la que se grabó primero.

[50]​ Este suceso resultó favorable en un principio, tornándose negativo cuando ya había finalizado su ciclo como pobre y debían grabarse las demás tomas de la película, pero Sabatini aún se encontraba «bajoneado y algo triste» por su reciente separación.

Para cuando Romero decidiera asesinar al senador Ávalos, estaba previsto que hubiese una elipsis mostrándolo ya como un acaudalado empresario y con interés en la política, pero la idea fue finalmente descartada.

[nota 14]​ En las secuencias donde pueden observarse manifestaciones piqueteras, estas eran reales y se filmó durante el transcurso de las mismas.

[50]​ Además, fueron grabadas algunas tomas en los hospitales Durand y Marie Curie, ambos situados en Caballito, como así también en este barrio.

[57]​ Originalmente el director tenía en mente musicalizar las tomas finales con la canción protesta «La marcha de la bronca» del dúo de folk rock Pedro y Pablo, pero cuando Barceló le presentó su tema decidió optar por este último.

[62]​[63]​ Se trata del único cover sobre una canción original de una película hecho por este artista.

[8]​ Para no postergarla, implementó que a la par del rodaje fueran pre-editadas las escenas grabadas bajo la dirección artística de la asistente de dirección Graciela Hubert y la supervisión técnica del montajista Damián Bericat.

[65]​ La iniciativa tenía como objetivo aumentar el público concurrente a las salas de cine, que se encontraba en decadencia por la crisis económica nacional.

En ese punto, el filme hace una pausa para respirar e inmediatamente toma otra vez impulso en la narración, ya mucho más hollywoodense, de un hombre que planea su venganza y está dispuesto a todo para realizarla» y que era un «proyecto inteligente cediéndole muy poco a las convenciones de la TV y el cine nacionales».

[84]​ Calificó la participación del director en el reparto como «acertado actor» y destacó el «riguroso cuidado en lo técnico, no se dejó de lado cierta atmósfera asfixiante y tiene como marco un reconocible Buenos Aires fotografiado con esmero y sobre una base de una técnica rápida que deja transcurrir con abruptos cortes cada una de sus secuencias».

[16]​ El diario digital LaRed21 de Uruguay la demarcó como un «thriller que mezcla la acción con la denuncia política, muy a tono con la realidad argentina» y que contaba con un elenco «nutrido y curioso»,[85]​ mientras que el periódico Río Negro la clasificó como «un apasionante thriller de contenido social, cuya acción lo coloca al nivel de las más importantes superproducciones internacionales» con un «elenco protagónico excepcional».

[89]​ Por su parte el portal Rosariocine.com.ar criticó negativamente las actuaciones, aunque en carácter de ser un «filme pasatista» mencionó que tenía a favor su «sostenido ritmo» y «correcta filmación».

[91]​ También definió al film —de igual forma que el periódico Río Negro— como un «thriller de contenido social».

[93]​ Sebastián Rotstein dijo que a la película «no la pudo ver nadie porque había otros temas para ocuparse».

[...] encontramos un montón de decisiones éticas, estéticas y políticas que se ponían en juego sin miedo.

Cuando sucede es porque el film equilibra un argumento intenso, personajes más o menos complejos, conflictos que importen, síntesis expositiva y concentración dramática.

Alguno de estos elementos puede fallar, pero entonces hacen falta componentes originales -frecuentes en el cine de género europeo o asiático- que vuelven impredecible al film en cuestión y, por lo tanto, atractivo: la mitad del tiempo uno se ve atrapado por la peripecia y la otra mitad porque no puede dar crédito a lo que está viendo.

Graciela Alfano , 1972. En el guion original de Nada por perder la actriz tenía una escena de sexo con Osvaldo Sabatini, pero esta nunca llegó a grabarse por motivos desconcidos. [ 47 ]
El nombre de la campaña publicitaria de Nada por perder (en la imagen) era en respuesta al eslogan de esta: « ¿Qué harías si por culpa de un político quedaras en la calle? ».