Fueron terrenos deshabitados, cuyo nombre popular era “Punta de Santa Catalina”, por lo menos hasta 1739 cuando los compró María Bazurco, quien luego los loteó y repartió.
El predio fue vendido en 1857 al terrateniente salteño José Gregorio de Lezama, quien anexó terrenos hasta la actual calle Brasil.
Lezama remodeló la mansión y convirtió el lugar en un importante parque privado diseñado por el paisajista belga Charles Vereecke, ya que era un gran aficionado a la botánica.
El diseño del nuevo parque público fue realizado en 1896 por el paisajista francés Charles Thays, que trabajó intensamente para la Municipalidad por décadas.
Estas demoliciones arrojaron gran cantidad de escombros que fueron usados para darle mayor altura al terreno sobre la calle Brasil.
Pero el parque tenía otras construcciones: un tren con estación para niños, un teatro abierto hecho en 1908, un lago con góndolas sobre la calle Brasil, un kiosco, un lactario y tambo, una pérgola y rosedal sobre la avenida Martín García, una pista de patinaje, un enorme palco-tribuna para fiestas, un circo, un picadero y varios monumentos levantados durante y a partir de 1936.En 1914, el lago fue reemplazado por un anfiteatro a cielo abierto que primero tuvo tribunas de madera, luego reemplazadas por instalaciones de cemento revestidas en adoquines.
Vale mencionar que frente al hoy anfiteatro, se construyó entre 1898 y 1901 el templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, obra del arquitecto Alejandro Christophersen.
Gracias a esta restauración fueron incorporados tres baños químicos, dos canchas de papi fútbol, nuevos cestos y bancos, más luces, farolas coloniales en el anfiteatro, 20 mil metros cuadrados de césped recién plantado y rejas.
[7][8] En 2013 se denunciaba que en varios sectores faltaba el césped, los monumentos estaban rotos y pintados con aerosol.
[19] En los últimos años el entorno de la plaza ha cambiado, la zona lindera al Parque Lezama, donde convergen los barrios de San Telmo, Barracas y La Boca, se han abierto restaurantes, desalojado edificios tomados y se han llevado a cabo nuevos emprendimientos inmobiliarios.
[20] En sus alrededores se encuentra: sobre la calle Defensa, el Museo Histórico Nacional declarado en 1897 que fue la casona que habitó Lezama en el siglo XIX; frente al parque se levanta la Iglesia Ortodoxa Rusa obra del arquitecto Alejandro Christophersen.
Bajando la pendiente hacia la Avenida Paseo Colón, se llega a un mirador con dos escaleras rústicas que rodean una gran fuente con estatuas de bronce de Neptuno y las Náyades, comprada a la casa francesa Du Val D'Osne.