Según el relato histórico, allí concurrían los ingleses, entre ellos excombatientes de la Primera Guerra Mundial.
[1][2] El Bar Británico, fue atendido hasta la década del 2000 por José Trillo, Pepe Miñones y Manolo Pose, los tres españoles que en la década de 1960 habían comprado el fondo de comercio del lugar.
Uno de los mitos del lugar decía que el nombre fue una solución salomónica para acallar disidencias internas: uno de sus dueños era republicano y otro franquista confeso y, al menos en sus años mozos, debían alternar turnos para no verse las caras.
El Británico fue declarado bar notable en 1998 por la comisión respectiva, dependiente del Ministerio de Cultura, que también se movilizó por su continuidad.
[4][5] Incluso el vicepresidente de la Nación Daniel Scioli o el cantautor español Joaquín Sabina participaron del reclamo durante su visita a Buenos Aires en ese año.