Históricamente se han utilizado para enfermedades contagiosas, como la lepra o la tuberculosis y estas instalaciones eran hospitales donde se realizaba el tratamiento correspondiente para curar enfermedades y regresar a la sociedad.
Muchos marineros pasaban una cuarentena si se sospechaba o tenía alguna enfermedad contagiosa.
[1] Los guerreros de Occidente que habían marchado a Palestina a liberar los Santos Lugares a principios del siglo XII durante la dominación musulmana, habían creado una orden religioso-militar bajo la advocación de «San Lázaro» para el cuidado de los leprosos.
Era un espacio considerable cercado, próximo al mar y construido expresamente para recibir las mercaderías y a los enfermos y aun a los equipajes de las embarcaciones durante la cuarentena que se les imponía.
Estos establecimientos debían ofrecer la suficiente capacidad para descubrir, ventilar y purificar los efectos de comercio, sobre todo, lanas, algodones, y tejidos de toda especie con un locutorio para que los que estaban sujetos a la cuarentena podían comunicarse con los que venían de fuera a visitarlos, con la conveniente separación, en una pieza y a la distancia que permiten las dos rejas que los separan.