Convencionalmente se indica como el producto (en cada caso) de dos o tres cantidades, expresadas en centímetros (excepto en los Estados Unidos, donde es habitual hacerlo en pulgadas).
Las proporciones más utilizadas son las que se aproximan a la razón áurea y las equilibradas del cuadrado; y menos habituales los formatos curvos (circulares-tondo- o elípticos) o mixtilíneos (cuadrilóbulo).
Las orientaciones más habituales son la vertical o la horizontal (muy raramente otras, como la diagonal).
[6] En la arquitectura medieval se pretendían emplear proporciones matemáticas que reprodujeran la armonía universal establecida por Dios (el "gran arquitecto del universo", representado iconográficamente como Dios-geómetra),[7] relacionadas con los textos bíblicos o con tradiciones que los maestros constructores pretendían remontar a Pitágoras o a los egipcios (y que con el tiempo dieron origen a la parafernalia masónica del siglo XVIII).
La arquitectura del renacimiento recupera los textos clásicos (De architectura libri decem, Marco Vitruvio) y elabora nuevos tratados de arquitectura, con gran cuidado en las medidas y sus proporciones (De re aedificatoria, Leon Battista Alberti, 1452; Trattato di architettura civile e militare, Francesco di Giorgio, ca.