Infidelidad

Por otra parte, comportamientos sexuales con alguien distinto a la pareja principal sin su conocimiento o consentimiento, tales como aventuras de una noche, aventuras amorosas apasionadas o el sexo con prostitutas son generalmente considerados ejemplos de infidelidad.

[16]​ A pesar de que se han observado comportamientos extradiádicos en toda cultura conocida,[24]​ es difícil obtener estadísticas precisas sobre el porcentaje de hombres y mujeres infieles, entre otras cosas debido a la dificultad en determinar qué constituye infidelidad para cada persona.

Tras la publicación del Informe Kinsey en los Estados Unidos a principios de la década de 1950, los hallazgos sugirieron que, históricamente y entre culturas, el sexo extramatrimonial ha sido una cuestión más regulada que el sexo antes del matrimonio.

Esto puede incluir confiar información íntima y personal y apoyarse en el tercero durante momentos de vulnerabilidad o necesidad a un nivel tal que no se discutiría con la pareja principal, o en general una relación con un tercero o tercera que afecta el nivel de intimidad, distancia emocional y balance dinámico general en el matrimonio.

[9]​ Vale resaltar que la tipificación de la conducta infiel, así como sus sanciones, varían conforme a los consensos individuales y sociales.

(c) Infidelidad romántica, causada por la insatisfacción con la pareja comprometida, que lleva a anhelar una conexión íntima y amorosa con otra persona.

Finalmente, (e) Infidelidad conmemorativa, que se produce cuando una persona está comprometida con la relación principal, pero carece de sentimientos, hay deseo sexual, afecto o apego y se busca la infidelidad como una manera de buscar lo que les falta en su relación actual.

[67]​ Algunos autores han sugerido que el sadismo debe incluirse también como un factor adicional a la tríada oscura.

[66]​[70]​ Fincham y May también encontraron que algunos factores relativos a la relación de pareja predicen con mayor fuerza la infidelidad.

Finalmente la cohabitación antes del matrimonio está relacionada con mayor infidelidad, mientras que tener parejas con características similares a uno (p.

[73]​ Un estudio con adolescentes españoles encontró que entre estos cometer actos de infidelidad por razones relacionadas con una baja satisfacción sexual o emocional llevó a menudo a aumentos en el bienestar psicológico, probablemente porque al encontrar una pareja más atractiva o satisfactoria experimentaban menor afecto negativo y aumentaba su autoestima.

[74]​ Estos adolescentes tendían menos a ser infieles por razones de negligencia o rabia hacia su pareja.

[77]​ Si bien en la mayoría de casos la atracción hacia otros no lleva a infidelidad, una atracción intensa hacia otra persona—particularmente una que sea considerada como de mayor valor que la pareja actual (p ej., más atractiva físicamente)[78]​—puede aumentar las posibilidades de una infidelidad, particularmente si tal atracción se hace explícita y es (o se considera) recíproca, lo que crea oportunidades para conectar con tal persona.

La ira o la tendencia a aislarse pueden también ser factores que aumentan el riesgo de infidelidad.

En relación con los factores personales, los autores mencionan el posible aumento en la autoestima que puede ocurrir cuando la persona infiel se siente importante, amada o admirada, o creer que la relación primaria «ya no tiene remedio en cualquier caso».

Otros factores importantes son la culpa que se sienta, o el miedo a ser descubierto.

[83]​ Frecuentemente se refiere a la infidelidad como una de las principales situaciones que conflictúan las relaciones amorosas monógamas.

Su descubrimiento generalmente trae emociones desagradables como tristeza, baja autoestima e ira para el miembro «engañado», quien en muchos casos suele retirar toda la confianza depositada en la pareja.

[52]​[84]​ Entre las principales causas que evitan el rompimiento, además de los fuertes vínculos afectivos, se encuentran el temor a la soledad, evitar un daño al otro, no conflictuar a los hijos y no modificar la calidad de vida.

Además, expuso que un efecto frecuente tras descubrir una infidelidad es la devaluación no de la pareja sino de la propia persona, manifestando dudas sobre el atractivo y la suficiencia mediante pensamientos automáticos como «fracasé», «no sirvo para nada», «nadie me necesita», etc.

[97]​[98]​ Igualmente, algunos biólogos suponen que la tendencia a la infidelidad tendría un origen adaptativo: en las hembras vendría a asegurar mayor protección y recursos para los hijos cuando se cuenta con varios amantes; mientras que para los machos, aseguraría una mayor contribución genética para la próxima generación.

En la otra forma, el tercero funciona como un facilitador de agresión, menosprecio, rechazo o venganza.

Asimismo, buscar relaciones mediante la infidelidad podría ser un esfuerzo compensatorio consciente ante la insatisfacción sexual con la pareja o bien tener razones meramente inconscientes.

De este modo, la infidelidad sería a veces «la alternativa tomada para evitar o disminuir la relación afectiva profunda con otro ser humano»; una búsqueda de libertad, aunque ilusoria, ante una relación conyugal que genera una ansiedad «atrapante» que al mismo tiempo se desea y se teme.

Friedrich Engels en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado sostuvo que en las sociedades patriarcales, donde la mujer pasa a ser propiedad privada del hombre, la infidelidad femenina es vista con desprecio e incluso castigada, mientras que la infidelidad masculina puede ser incluso un derecho.

Así pues, el término es comúnmente asociado con un carácter moral de «pecado»; esto ocurre principalmente en las religiones abrahámicas.

Levítico 20:10, define lo que constituye adulterio en la Biblia hebrea, y también prescribe su castigo como pena capital.

Sin embargo, este término no solo hace referencia al amante engañado como una muestra de desprecio social, sino también a la parafilia en la que el «cornudo» se excita e incluso consigue a los amantes para las escenas de triolismo.

[53]​ Del mismo modo, un gesto asociado es la mano cornuda (símbolo de los cuernos o similares) que en algunos países como Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Francia, Grecia, Italia, Portugal, España, y Uruguay es usada como un insulto hacia el marido engañado (o supuestamente engañado).

[155]​ Este tema también es recurrente en la industria cinematográfica, como son las películas: La comezón del séptimo año (dir.

Diagrama de la infidelidad. El individuo en el centro mantiene por lo menos dos relaciones amorosas paralelas.
  • Las líneas en verde en la parte superior representan dos relaciones «formales» u «oficiales», cada una de las parejas en los extremos desconoce la existencia de la otra.
  • La línea punteada y en rojo en la parte inferior muestra una relación «no oficial», en la cual se puede conocer la existencia de la otra persona involucrada.
  • Jalal al-Din Rumi Maulana. Detalle de un manuscrito de Yalal ad-Din Muhammad Rumi , hacia 1663: un Sufí regresa inesperadamente a casa para sorprender a su esposa siendo infiel con un zapatero.
    La fête de l'Ordre des Cocus devant le trône de Sa Majesté, Infidélité.
    La celebración de la Orden de Cornudos ante el trono de su majestad, la Infidelidad: una satírica impresión francesa, cerca de 1815. La caricatura hace alusión a la metáfora sobre que el marido cuya esposa es infiel tiene cuernos en la cabeza.
    A Return from a Walk , caricatura en la que se representa una situación de infidelidad. Creada por Thomas Rowlandson y George Moutard Woodward , 1799.