Son formas de reconocimiento de los demás y son vitales para sobrevivir y vivir, tanto física como psicológicamente, si son insuficientes en cantidad o calidad, pueden surgir trastornos graves.
[2] Las caricias pueden ser caricias condicionales (por lo que se manifiesta en lo concreto, ya sea sentimientos, pensamientos o acciones) o caricias incondicionales (por el mero hecho de existir), y en cada caso pueden ser positivas y negativas.
Algún autor distingue también las caricias atributivas, es decir, por los atributos que expresan la singularidad del ser humano en el mundo, y tienen algo tanto de incondicionales como de condicionales.
Tan importante es la necesidad de caricias que las personas, a falta de caricias positivas y antes de no tenerlas de ningún tipo, prefieren buscar y recibir caricias negativas.
Los juegos psicológicos se juegan buscando, más o menos inconscientemente, dar una persona y recibir la otra caricias negativas.