Inconsciente

También se puede emplear para describir, con una connotación peyorativa, a una persona irresponsable o desconsiderada en grado sumo, y que lleva a cabo acciones dañinas o peligrosas sin tener en cuenta las consecuencias ni los riesgos.

Empleado por primera vez como término técnico en lengua inglesa en 1751 (con la significación de no consciente) por el jurista escocés Henry Lord Kames (1696-1782), el término inconsciente se popularizó más tarde en Alemania, en la época romántica (por ejemplo, en un poema de Goethe A la luna (1777) se utiliza por primera vez el término en alemán: «unbewusst»), designando un depósito de imágenes mentales, una fuente de pasiones cuyo contenido escapaba a la consciencia.

Sobre este horizonte se desplegaron los trabajos de la psicología experimental, la medicina y la fisiología, por ejemplo de autores como Johann Friedrich Herbart, Hermann von Helmholtz, Gustav Fechner, Wilhelm Wundt (1832-1920) e incluso Carl Gustav Carus (1789-1869).

[2]​ La mente consciente es por lo tanto cientos de milisegundos más lenta que procesos inconscientes.

Sin embargo, fue él quien terminó por convertirlo en uno fundamental para su disciplina, asignándole una significación muy distinta de la que le atribuían sus predecesores.

[cita requerida] Al combinar tradiciones de la psiquiatría dinámica y la filosofía alemana, Freud elaboró una concepción inédita del inconsciente.

En efecto, para Sigmund Freud el inconsciente ya no es una "supraconsciencia" o un "subconsciente", situado sobre o más allá de la consciencia; se convierte realmente en una instancia a la cual la conciencia no tiene acceso, pero que se le revela en una serie de formaciones como los sueños, los lapsus, los chistes, los juegos de palabras, los actos fallidos y en los síntomas.

El sistema inconsciente está constituido en gran parte (pero no solamente) por contenidos reprimidos a los que se les ha impedido el acceso a la conciencia, justamente por obra del mecanismo de la represión.

Estos representantes, al estar investidos con energía pulsional, buscan permanentemente abrirse paso hacia la consciencia, en lo que se denomina retorno de lo reprimido.

En dicho texto Freud profundiza en los desarrollos metapsicológicos que ya había asomado en algunas obras anteriores, y da un sentido filogenético a las oposiciones consciencia-inconsciente, yo-instintos, principio del placer y principio de realidad.

Esta metapsicología será retomada y afinada hasta delinear con bastante precisión los ejes de una teoría antropológica, en su posterior obra El malestar en la cultura.

El autor critica al conductismo por haber pretendido construir una psicología sin tomar en consideración a la conciencia.

[12]​ Freud designa con el nombre de cualidades psíquicas a lo consciente, lo inconsciente y lo preconsciente.

[13]​ No cabe esperar, sin embargo, que uno u otro contenido se encuentre definitiva e irrevocablemente asociado a alguna de estas tres cualidades: lo preconsciente llegará a la conciencia sin auxilio del psicoanalista, mientras que lo genuinamente inconsciente la alcanzará tras el vencimiento de potentes resistencias y gracias al trabajo emprendido en un análisis.

La fuerza de la resistencia que se opone a tal logro dependerá del caso particular.

Contrariamente, el olvido pasajero impide que a un contenido regularmente preconsciente le resulte posible acceder a la conciencia; el chiste tiene por condición que un pensamiento susceptible de conciencia devenga transitoriamente inconsciente.

Afanes y tendencias antagónicos conviven allí a veces sin suscitar el menor conflicto por no influirse recíprocamente, otras provocando uno en el que, sin embargo, no se toma partido por ninguna opción en particular, sino que estas se funden en un compromiso de la más absurda constitución por poner lado a lado exigencias inconciliables.

Esto guarda estrecho vínculo con que los opuestos, lejos de mantenerse apartados, son tomados como si fueran una y la misma cosa: así, cada elemento del contenido manifiesto del sueño puede figurar precisamente a su contrario.

Será este último el que replantee y amplíe el carácter personal del inconsciente freudiano, extendiéndolo ad infinitum a un inconsciente colectivo cuyo contenido primordial serán los arquetipos.

Bajo su propia lógica diferente a la racional y cognitiva, produciendo efectos en la vida cotidiana.

Otra línea de investigación temprana sobre procesos inconscientes fue iniciada por Arthur Reber, usando la llamada metodología «gramática artificial».

Por ejemplo, cada persona estímulo presentada como "justa" también tendría una cara ligeramente elongada.

[23]​ Ludwig Wittgenstein y Jacques Bouveresse argumentaron que el pensamiento Freudiano exhibe una confusión sistemática entre razones y causas: los métodos de la interpretación pueden dar razones para nuevos significados, pero son inútiles para encontrar relaciones causales (las cuales requieren investigación experimental).

Estas ideas son discutidas con mayor profundidad en su libro El redescubrimiento de la mente.

[27]​ En la psicología cognitiva moderna, muchos investigadores han buscado desmontar la noción del inconsciente de su herencia freudiana, y términos diferentes como "implícito" o "automático" son usados.

Modelo estructural del aparato psíquico en la teoría de Freud.
Portada del volumen I de la traducción al español de La interpretación de los sueños , de Sigmund Freud, preparada por Luis López-Ballesteros y de Torres y publicada en Chile en 1936.