En 1663, ve aparecer una serie de obras escritas como réplica a la anterior.
Molière contraataca a su vez con el Impromptu de Versalles, criticando a los actores del Hôtel de Bourgogne, y así sucesivamente.
Por primera vez, Molière inserta deliberadamente la comedia en la realidad de la época.
Los personajes son sus contemporáneos, y evolucionan con su propia complejidad.
Desde esta pintura y desde este drama, nos propone una filosofía de vida, basada en el respeto a lo que es natural y a nuestras predisposiciones.