Las fuerzas imperiales repelieron la invasión y atacaron el norte de Francia, donde los franceses detuvieron su avance.Las principales potencias (España, Francia, Inglaterra y el Sacro Imperio Romano) vivían un periodo de paz, habiendo acordado en el tratado de Londres que si un país decidía romper la paz, todos los demás se aliarían para derrotarle.Mientras, Francisco hacía frente al cardenal Thomas Wolsey, que buscaba aprovechar los movimientos diplomáticos del continente para beneficio de Inglaterra y suyo propio.Los propios príncipes electores, salvo Federico III de Sajonia, que rehusó hacer campaña, prometieron su ayuda a los candidatos.Enrique y Francisco efectuaron una reunión en el Campo del paño de oro.Francisco no deseaba atacar abiertamente a Carlos porque Enrique había anunciado su intención de intervenir en contra del primero que rompiera la frágil paz.Al mismo tiempo, el emperador electo llegó a un acuerdo con el papa para la restitución de Parma y Piacenza a los Estado Pontificios, la investidura del Reino de Nápoles y coronación imperial para Carlos.Cuando los franceses finalmente estuvieron preparados para avanzar, el comienzo de unas lluvias persistentes les impidieron hacer una persecución efectiva y las fuerzas imperiales pudieron escapar sin presentar batalla.Lautrec había planeado usar su superioridad en artillería para tomar ventaja, pero los suizos, impacientes por enfrentarse al enemigo, se interpusieron entre sus cañones y cargaron contra los arcabuceros españoles que se encontraban atrincherados allí.[22] La derrota francesa en Bicocca le supuso la pérdida de Génova, que volvió a la órbita imperial[23] y Francisco II Sforza se estableció en Milán.[24] Pero además, la derrota de Lautrec hizo que Inglaterra participara abiertamente en el conflicto.Carlos aceptó compensar a Inglaterra por las pensiones que podría perder a causa del conflicto con Francia y pagar las deudas pasadas, que serían confiscadas; para sellar la alianza, acordó su matrimonio con la única hija de Enrique, María, prima del propio Carlos.[30] Borbón continuó sus negociaciones con Carlos, ofreciéndole comenzar una rebelión contra Francisco a cambio de dinero y tropas alemanas.Para ganar tiempo, Carlos de Borbón fingió encontrarse enfermo y huyó a Besanzón, ciudad libre en territorio imperial.Los franceses, debilitados por el ataque imperial, fueron incapaces de resistir, y Suffolk pronto rebasó el río Somme, devastando la campiña a su paso y deteniéndose a sólo 80 kilómetros de París.Prospero Colonna, que sólo disponía de nueve mil hombres para oponerse al avance francés, se retiró a Milán.[34] Bonnivet, sin embargo, sobrestimó el tamaño del ejército imperial y prefirió instalarse en los cuarteles de invierno en Abbiategrasso sin intentar atacar la ciudad.Temiendo el poderío francés, Venecia y Clemente VII, en nombre de la Santa Sede y de Florencia, pactaron su neutralidad con el rey francés, retirando su apoyo al emperador.[37] En ese momento muchos suizos habían abandonado el ejército francés, y Bonnivet comenzó a retirarse.[41] Mientras tanto la guerra por el control del reino de Navarra no había finalizado.En esta campaña resultaron destruidas las poblaciones de Oloron, Navarrenx, Garris, Sordes, Hastingues, Maule, Sauveterre y Bidache.Este amplio perdón dio paso a una consolidación de la Administración castellana en el reino, aunque no todas las reintegraciones prometidas se cumplieron.[43] y avanzó hacia Milán al frente de un ejército que superaba los 40 000 hombres.[48] Entonces Francisco firmó un pacto secreto con el papa Clemente VII, por el que se comprometía a no auxiliar al emperador Carlos a cambio de la ayuda de Francisco para conquistar Nápoles.[20] En la subsiguiente batalla de cuatro horas, la caballería pesada francesa, que tan eficaz se había mostrado contra los suizos en Marignano diez años antes, tapó a su propia artillería con un avance rápido y se vio pronto rodeada y aislada de su ejército por lansquenetes y los numerosos arcabuceros españoles de Ávalos.Borbón, mientras tanto, conspiraba con Enrique VIII la invasión y reparto de Francia; al mismo tiempo animaba a Ávalos a hacerse con Nápoles y declararse Rey de Italia, aunque éste encontró la lealtad al emperador Carlos más importante que su propia ambición, así que rechazó el ofrecimiento e informó de todo a su señor.Estos sugerían una posible deslealtad de los italianos para con la alianza imperial, y ordenó el traslado del rey francés a Madrid, donde se lo tuvo preso en el Alcázar y en la Casa de los Lujanes.Francisco fue liberado el 6 de marzo y, escoltado por Lannoy, viajó al norte hasta Fuenterrabía.Al mismo tiempo, el Delfín y su hermano pasaron a España desde Bayona, para quedar rehenes, como se había acordado.[74] Enrique, al no haber obtenido prebenda alguna en el Tratado de Madrid, se mostró receptivo a la oferta.
Francisco I de Francia
, pintado por
Jean Clouet
. Francisco, en su ambición de llegar a ser emperador del Sacro Imperio, empujó a Europa a la guerra. De mentalidad todavía medieval, llegó a retar a duelo al Marqués de Pescara y al propio emperador Carlos.
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4
]
Batallas en
Lombardía
(1521–25). Los enfrentamientos en Bicocca, el Sesia, y Pavía están señalados.
Guillaume Gouffier
, señor de Bonnivet, retratado por
Jean Clouet
(c. 1516). Bonnivet mandó varios ejércitos franceses durante la guerra.
El avance galo en
Lombardía
y la campaña de Pavía de 1524-25. Los movimientos franceses se muestran en azul y los imperiales en rojo.
La batalla de Pavía
, obra de un artista flamenco desconocido (óleo sobre panel, siglo
XVI
).
Europa occidental en 1525, después de la batalla de Pavía. El
Imperio español
se encontraba entonces en plena confirmación como potencia hegemónica en los campos de batalla europeos. Precisamente en las Guerras Italianas se forjaron sus temibles
tercios
, una formación novedosa y virtualmente invencible hasta 1643, en la
batalla de Rocroi
, dónde nuevas técnicas de guerra probaron ser más eficaces que las ideadas originalmente por el
Gran Capitán
.
Carlos V visitando a Francisco I después de la batalla de Pavía
, por
Richard Parkes Bonington
(acuarela sobre papel de 1827).
Fronteras de Francia tras la
Paz de Cateau-Cambrésis
, en 1559. A pesar de más de tres décadas de guerra adicional, Francia no pudo recuperar ninguna de sus anteriores posesiones en Lombardía.