La guerra de Devolución (1667-1668) fue un conflicto bélico entre España y Francia que ganó esta última.
[8] Luis reclamaba para su mujer Brabante, Henao, Namur, una cuarta parte de Luxemburgo y una tercera del Franco Condado.
[8] Sin embargo, este derecho (ius devolutionis) según el cual en los Países Bajos solo los hijos del primer matrimonio eran legítimos herederos de los bienes paternos, era vinculante únicamente para el patrimonio privado y solamente a algunas de sus provincias.
En los preparativos para la guerra, Colbert, el primer ministro francés, organizó un ejército de entre cincuenta y ochenta mil hombres.
[10] Los británicos estaban coligados con los portugueses desde 1660, los holandeses enzarzados en una guerra con aquellos y el emperador Leopoldo I de Habsburgo, inmerso en una contienda con los turcos y más dispuesto a pactar con los franceses —en enero de 1668 firmó un tratado secreto con estos para repartirse el imperio español— que a auxiliar a sus parientes de Madrid.
[13] Lo exiguo del dinero disponible impidió, sin embargo, que pudiese llevar a cabo sus planes.
[15] Allí acudió el rey Luis para participar en la que sería su primera campaña militar.
[14] Charleroi, cuyas nuevas defensas estaban incompletas, también cayó sin resistencia, el 2 de junio.
[20] La ventaja numérica del enemigo y la imposibilidad de recibir socorros desalentaban la resistencia.
[21] La guarnición, principalmente irlandesa, se defendió con denuedo, pero la población, desmoralizada, decidió entregar la ciudad a los franceses en condiciones ventajosas.
[22] El 24 los franceses entraron en la ciudad, que habían prometido no asaltar ni saquear; la guarnición se refugió en la ciudadela.
[22] Después de hacerse con Tournai, el ejército francés se dirigió a la cercana Douai, que cercó.
[24] El vecino fuerte del Escarpe, defendida por una compañía valona con jefe español, se apresuró también a rendirse, sin colaborar en la corta defensa de Douai.
[24] La escasa guarnición se había defendido encarnizadamente, pero la ciudad, que no esperaba recibir auxilio, optó por capitular en buenas condiciones con el invasor.
[26] El 18, en un audaz golpe de mano, los franceses se hicieron con Alost, que les abrió las puertas para evitar represalias.
[33] En octubre los franceses se aprestaron a invernar y pactaron un intercambio de prisioneros.
[36] Para cuando se rindió, sin embargo, las hostilidades habían cesado, por lo que Luis hubo de devolver la posición en abril.
[38] Pese a ello, la región no estaba preparada para enfrentarse a Francia y contaba con unas guarniciones «desnudas y muertas de hambre», según el Consejo de Aragón, sin armas ni municiones adecuadas para la contienda.
[40] El mayor obstáculo al reforzamiento de este frente era la larga guerra con Portugal, que acaparaba las tropas disponibles.
[41] Para cuando fue posible enviar más hombres a Cataluña, ya había concluido la guerra con Francia.
Para evitar que Francia consolidara ese poder, en enero de 1668 Inglaterra, Suecia y los Países Bajos firmaron la Triple Alianza.
[44][45] Francia conservó los territorios conquistados en Flandes,[nota 3] pero el Franco Condado fue devuelto a España, cuyas fortalezas, empero, hubieron de desmantelarse.
Tanto Inglaterra como Holanda se comprometían a defender los Países Bajos españoles de nuevas agresiones francesas.
[48] España podía movilizar en la década de 1660 tantos soldados como en el siglo anterior, pero no contaba ya con los medios para mantenerlos, y tenía que enfrentarse a una Francia con mayores recursos humanos y económicos que le permitían reunir ejércitos cada vez más grandes.