Campo de la tela de oro

Se recuerda el encuentro entre ambos reyes debido al esplendor de la ocasión, a los refinamientos con los que ambas cortes rivalizaron y a las magníficas galas con que adornaron las tiendas y casetas, con damascos, dorados y paños bordados en oro, y además porque existe diversa bibliografía acerca de esta reunión, como por ejemplo, la biografía sobre la reina aragonesa de Garrett Mattingly.Tras la muerte de Isabel, Fernando, quien de acuerdo a lo dispuesto por su difunta esposa debía ceder la Corona castellana a su hija Juana (legítima heredera de su madre, ya que los reinos de Castilla y Aragón se habían unido por alianza matrimonial) y a su esposo Felipe de Habsburgo, luchó con su yerno para retener el poder.Catalina residía en Inglaterra desde 1501, cuando fue entregada por sus padres para contraer matrimonio con el primogénito de Enrique VII, Arturo, que había fallecido cuatro meses después de la boda, en 1502.Tras la muerte de Felipe, se declaró a Juana incapaz de reinar y su padre conservó el poder, que luego recayó en su nieto Carlos.Tal como ocurriera en otras ocasiones anteriores, Catalina, quien era reacia a una alianza entre su marido y Francia, propiciaba el acercamiento de Inglaterra con el Emperador, interés que a su vez apoyaban los comerciantes ingleses que vendían lana en los Países Bajos, bajo el dominio de Carlos.
Francisco I de Francia.
Enrique VIII de Inglaterra.