Arquitectura románica en Italia

Dio lugar a muchas obras maestras[1]​ y variantes locales muy diversas, tanto en estilo como en construcción.

El románico siciliano, con influencias normandas, también debe ser tomado en consideración así como el lombardo —más avanzado en sus estructuras arquitectónicas que el toscano, pero menos artístico— y el piamontés.

La construcción se terminó en 1092, pero no concluyó en su estado actual hasta el siglo XIV, aunque el estilo se mantuvo unitario y coherente pese a las diversos influencias artísticas que sufrió a lo largo de los siglos, siendo una conjunción única entre arte bizantino y occidental.

Las naves, tres por brazo, están divididas por columnatas que confluyen hacia los pilares que sostienen las cúpulas; no se hicieron como un bloque único de muro sino articulados a su vez con cuatro pilares y una cúpula más pequeña.

Como en todo el románico, muchos elementos arquitectónicos son usados no solo funcionalmente sino también simbólicamente (12 columnas que representan a los doce apóstoles, eje largo de la nave con una ligera inclinación que indica la cabeza de Jesús inclinada en la cruz al morir, etc.).

Dada la creciente veneración de reliquias, el templo románico suele contar con una cripta normalmente bajo el presbiterio.

Un elemento común a las iglesias románicas es el campanario situado al lado de la fachada o en la zona del ábside.

De hecho, en Lombardía el material más usado fue el ladrillo, dada la naturaleza arcillosa del terreno.

Sin embargo, esto no vale para Como que, en cambio, tenía mayor disponibilidad de piedra.

Se piensa que estas características han sido importadas del mundo bizantino y armenio.

En el interior, en lugar de las columnas habituales en las basílicas se dispusieron soportes con dos semicolumnas adosadas en los lados.

El duomo di Modena es uno de los testimonios sobrevivientes que mantiene un estilo más coherentemente unitario.

La fachada, con remates inclinados, refleja la forma interna de las naves laterales, y se divide en tres por dos poderosas pilastras, mientras el centro está dominado por un pórtico avanzado o porche en dos plantas que se sostienen en columnas sobre leones (el rosetón y los portales laterales fueron añadidos más tarde).

La catedral tiene una planta muy compleja, especialmente en la zona absidial y en el gran transepto, también rematado por ábsides en ambos lados.

También en la Toscana y en Umbria algunas iglesias muestran influencias lombardas, aunque combinada con elementos más clásicos derivados de restos antiguos que sobrevivieron.

Las naves, tres por brazo, están divididas por columnatas que confluyen hacia los pilares que sostienen las cúpulas; no se hicieron como un bloque único de muro sino articulados a su vez con cuatro pilares y una cúpula más pequeña.

La primera realización fue la catedral de Pisa, iniciada en el 1063 por Buscheto y continuada por Rainaldo, que fue consagrada en el 1118.

Pero los elementos orientales fueron reinterpretados según un preciso gusto local, llegando a formas artísticas de notable originalidad.

En Florencia entre el siglo XI y XII se usaron algunos elementos comunes del románico pisano pero con un sello muy diverso, caracterizado por una serena armonía geométrica que recuerda las obras antiguas.

Excavaciones recientes efectuadas después del año 2000 demuestran que los cimientos están dos metros por encima de la pavimentación romana y por lo tanto, la edificación no podría ser anterior al siglo IX.

El paramento interno con mármol polícromo, inspirado en el Panteón de Agripa, se concluyó a inicios del siglo XII.

Otros ejemplos del estilo florentino son la basílica de San Miniato al Monte (iniciada en 1013 y completada gradualmente hasta el siglo XIII), que presenta una muestra de fachada bícroma y una estructura rigurosa inspirada en el románico lombardo.

Si el estilo florentino no tiene la difusión del románico pisano o lombardo, su influencia fue determinante para el desarrollo sucesivo de la arquitectura, a modo de base sobre la que tomaron inspiración Francesco Talenti, Leon Battista Alberti, Filippo Brunelleschi y otros arquitectos que dieron forma a la arquitectura renacentista.

También en Umbría algunas iglesias muestran influencias lombardas, aunque combinadas con elementos más clásicos tomados de los vestigios antiguos que han sobrevivido en la región.

En San Pedro los recuadros fueron decorados por preciosos relieves de mármol con escenas bíblicas y alegóricas.

En las Marcas los modelos ofrecidos por la arquitectura emiliana son reelaborados con originalidad y combinados con elementos bizantinos.

En Santa Maria in Cosmedin (del siglo XII aunque reedificada) fueron usadas pilastras alternadas con columnas, pero estas últimas sin función portante.

Externamente se presenta con un aspecto macizo, como una fortaleza, con una fachada cerrada a los lados por dos torres incompletas.

Notables son también en Barletta la basílica del Santo Sepulcro (de matriz borgoñona) y la catedral (iniciada en 1126).

En la capilla palatina se unió la planta de cruz griega para el presbiterio y el cuerpo basilical en la nave.

Basílica de San Marcos de Venecia (1063-1092)
La Piazza dei Miracoli de Pisa , con la Torre inclinada , la Catedral (1063-1118) y, al fondo, el baptisterio (1152-1363). Fue declarada patrimonio de la humanidad en 1987.
Ábside de la basílica de San Abundio (1063-1095), en Como
Basílica de San Ambrosio de Milán (1088-1099)
Interior de San Ambrosio, Milán
Rotonda de San Tomè
San Michele Maggiore en Pavía .
Basílica de San Marcos, Venecia
Interior de la catedral de Pisa
La catedral de Spoleto
El claustro de San Juan de Letrán , Roma
El claustro del paraíso , catedral de Amalfi
San Nicola, Bari
Fachada de la catedral de Trani
Catedral de Cefalú , vista aérea
Basílica de San Gavino, Porto Torres (antes de 1065)
Basílica de Saccargia , en Codrongianos (terminada en 1116)