Otranto

[5]​ El filólogo alemán Gerhard Rohlfs, por su parte, considera que el topónimo no tiene ninguno de los tres orígenes anteriores, sino que se generó durante el dominio bizantino en un momento de coincidencia entre hablantes del griego y del italiano, a partir del nombre Derentò como solución lingüística de compromiso entre los hablantes de ambos idiomas, a partir, eso sí, del vocablo latino Hudrentum.

[5]​ La economía tradicional de Otranto estaba basada en la agricultura, si bien desde los años 1970 ha adquirido protagonismo el sector terciario, al amparo especialmente del creciente turismo.

A juzgar por los yacimientos arqueológicos que hasta ahora han sido hallados en la zona, se cree que ya hubo asentamientos humanos en la región posiblemente durante el período Paleolítico, aunque con plena seguridad ello no puede afirmarse hasta el Neolítico, momento en el cual sí que los arqueólogos han documentado la existencia de asentamientos humanos.

Asociados a dichas cabañas han sido localizados diversos elementos arqueológicos que evidencian la relación de sus moradores con los pueblos del mar Egeo.

Ello se produce hacia los años 1200 a. C. a 1000 a. C., momento en que la zona entra en la Edad del Hierro.

[5]​ La entrada de Otranto como tal en la Historia se produce cuando se la conoce, en época todavía anterior a la República romana, como la principal o, al menos, una de las principales ciudades de los mesapios, un grupo étnico cuyo origen sigue siendo todavía hoy en día discutido, pero al que se emparenta con griegos, ilirios o egeo-anatolios,[3]​ según las diversas teorías existentes en la doctrina.

[5]​ El poeta Virgilio (fallecido en la cercana Brindes, hoy en día Brindisi), cita a los mesapios en su poema épico la Eneida como un pueblo que era poseedor de una poderosa caballería.

[7]​ Debido a la importancia de su puerto, que constituía un nexo de unión entre Oriente y Occidente, la ciudad quedó vinculada al Imperio bizantino a la caída del Imperio romano hacia el siglo V, para ser posteriormente incorporada al Reino ostrogodo, siendo nuevamente recuperada por los bizantinos en el 554, después de que estos derribasen el Reino ostrogodo.

[9]​ Todavía bajo dominio bizantino, en el siglo X se construyó la iglesia de San Pietro.

Se trata del proceso conocido como Conquista normanda de Italia Meridional.

[8]​ Otras fuentes indican que la incorporación al dominio normando tuvo lugar en 1064.

En 1447, bajo dominio aragonés, la ciudad de Otranto contaba con 253 fuegos, lo que suponía unos 1200 habitantes.

[5]​ Durante la Edad Moderna, más concretamente en 1480,[3]​la ciudad cayó (aunque tan sólo temporalmente) en manos del Imperio otomano, como consecuencia de la derrota sufrida por los aragoneses ante los turcos en el sitio de Otranto.

Se enfrentaron así entre 70 y 200 barcos turcos (los números son variables según las fuentes), que transportaban a un ejército formado por entre 18 000 y 100 000 hombres, frente a una reducida guarnición aragonesa de 400 hombres, que se hallaba al mando de Francesco Largo, además de los aproximadamente 6000 habitantes con que contaba la ciudad por entonces (aunque otras fuentes dan cifras superiores).

[8]​[5]​ Particularmente salvaje fue el asesinato del arzobispo de Otranto, Stefano Pendinelli,[10]​ que llegó a ser despedazado.

“Los beatos mártires de Otranto, Antonio Primaldo y compañeros, murieron por su fidelidad a Cristo, pronto se convertirán en santos”, han anunciado conjuntamente la Santa Sede y el arzobispo pugliano, Donato Negro, después que Benedicto XVI recibiera en audiencia al cardenal Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, autorizando la promulgación del decreto concerniente a un milagro atribuido a la intercesión de los mártires.

“Ellos consideraban a Jesucristo como Hijo de Dios y querían mil veces morir antes que renegar de Él y hacerse musulmanes”, cuentan las crónicas llegadas hasta nosotros.

Todos estos avatares, que se sumaban a las graves destrucciones padecidas por la ciudad durante el ataque y ocupación de los turcos, hicieron que la ciudad perdiese definitivamente mucha de su antigua importancia, reduciéndose notablemente desde entonces su población.

[5]​ Sin embargo, en dos ocasiones, en 1535 y 1537, Otranto tuvo que rechazar dos nuevos ataques turcos.

Los trabajos no sólo eliminaron la amenaza del paludismo sino que, además, permitieron incorporar 2300 hectáreas a la superficie de cultivo disponible y relanzar la actividad de la agricultura.

[5]​ En los años 1960, debido a la industrialización, tuvo lugar un cambio en la situación económica, que generó una corriente migratoria, dirigida especialmente hacia Alemania y Suiza.

Sin embargo, el edificio ha sufrido importantes reconstrucciones posteriores, especialmente en los períodos barroco o renacentista.

En esas fechas, en el espacio que actualmente ocupa el castillo se hallaban emplazadas algunas antiguas fortificaciones, que databan de la época en que Otranto estuvo vinculada al dominio del Sacro Imperio Romano Germánico, mejoradas por los turcos durante su breve ocupación militar de la plaza.

El castillo fue construido de forma que quedaba rodeado por un foso muy profundo y, a sugerencia de Ciri, se le añadieron tres torres cilíndricas en sus ángulos, adoptándose una planta pentagonal, aspecto que hoy no es claramente apreciable debido a las modificaciones que ha sufrido a lo largo del tiempo, especialmente en el siglo XVI.

Así, por ejemplo, en 1578 le fue añadido al lado del castillo que daba al mar un bastión con baluartes externos, con la finalidad de mejorar la visibilidad hacia el mar, ante la posible aparición de una nueva flota enemiga.

[6]​ Una antigua tradición local afirma que fue en Otranto donde desembarcó San Pedro de regreso de Antioquía, efectuando bautismos en esta misma iglesia,[6]​ que a su propia persona le está consagrada.

Vista de la ciudad del Bastione dei Pelasgi.
La ciudad moderna y su playa.
Un ejemplo de un vaso micénico , aunque no procedente de Otranto.
Mapa de la distribución de los grupos tribales en la península itálica durante la Edad del Hierro , hacia el año 800 a. C., en el que los mesapios aparecen el color anaranjado, en la zona de la Apulia , al sudeste de la península.
Vista de una calle de Otranto, desde las murallas de su castillo.
Mapa del Reino de Sicilia (en verde) en 1154, momento de máximo avance de la conquista normanda de Italia Meridional , en el sur de la península itálica .
Vista de la bahía de Otranto y del puerto deportivo, desde los baluartes de su fortaleza.
Fachada principal de la catedral de Otranto .