[1] El sultán Mehmed II, inició una incursión armada en la Isla de Rodas, en 1479, pero al no poderla tomar, se dirigió a las costas de Italia, donde ya había atacado algunas zonas.
Así pues, los soldados y los habitantes del pueblo abandonaron la parte principal de la ciudad el 29 de julio, refugiándose en la ciudadela, mientras que los otomanos comenzaron a bombardear las casas vecinas.
Más tarde, Gedik Ahmed Bajá ofreció a los defensores de la ciudad la oportunidad de rendirse, pero éstos se negaron y en respuesta la artillería turca reanudó los bombardeos.
A pesar de la caída de la ciudadela, aún quedaban refugiados algunos sobrevivientes y miembros del clero en la catedral para rezar junto con el arzobispo Stefano Pendinelli.
Los otomanos le despedazaron con cimitarras, mientras que su cabeza fue empalada en una estaca y llevada por las calles de la ciudad.
Las crónicas locales cuentan que, durante la masacre, un turco llamado Bersabei se convirtió al cristianismo, conmovido al ver cómo los habitantes de Otranto morían por su fe; y como castigo, fue igualmente martirizado por sus propios compañeros.
El primero en ser decapitado, porque les resultaba demasiado molesto a los asesinos, fue Antonio Primaldo, ya que fue elegido por los habitantes del pueblo como emisario.
Se les venera conjuntamente el 14 de agosto, fecha instituida por el Papa Francisco, en el mismo día en que fueron canonizados.