Las ciudades principales del nuevo Principado de Salerno eran Tarento, Cassano, Cosenza, Paestum, Conza, Sarno, Cimitile (Nola), Capua, Téano y Sora.Sus sucesores reinaron por períodos de semejante largura y Salerno sobrepasó a Benevento en grandeza en muy poco tiempo.En 880, Guaiferio fue depuesto, en un acto que sentaría precedente, por su hijo: Guaimario I lo forzó a acogerse en un monasterio y tomó las riendas del gobierno.Las crónicas de su principado lo describen en términos despóticos y él no parece haber sido muy popular.También estuvo inclinado más a la guerra con los musulmanes y participó en la famosa batalla del Garellano en 915.Guaimario II aumentó su prestigio e influencia mediante alianzas matrimoniales con Benevento y Capua, e incluso entró en planes acertados contra el Catapanato bizantino en la Campania, donde les conquistó mucho territorio.Guaimario II trabajó para estabilizar su dinastía alterando el patrón de sucesión que hasta ese momento había ocurrido en el principado: designó a su hijo Gisulfo I como copríncipe en 943 y Gisulfo le sucedió en 946.Gisulfo no tenía hijos a su muerte y Salerno pasó a formar parte del reino más amplio de Pandulfo Testa de Ferro, que lo concedió en su hijo Pandulfo II.La discordia prevaleció en las relaciones de Salerno con Amalfi hasta el final del principado un siglo más tarde.Juan intentó aumentar el control de la Iglesia en su región, pero no lo consiguió.Siguió el principio de corregencia con sus hijos, para estabilizar la sucesión del principado.En 1038, Guaimario IV buscó el arbitraje de los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico y del Imperio bizantino sobre materias referentes a Pandulfo IV de Capua, pero solamente el emperador Conrado II respondió; en consecuencia, el Principado de Salerno rompió completamente con Bizancio y se sometió al Sacro Imperio.El emperador Conrado II desde ese año convirtió a Guaimario IV en un príncipe poderoso, y este lo aprovechó ampliando su autoridad militar sobre las ciudades-Estado costeras de Gaeta, Nápoles y Amalfi.Salerno entró en profunda crisis en el siglo XIII con Federico II, que prefirió Nápoles como ciudad capital de su reino.
Con Guaimario IV el Principado de Salerno tuvo su máxima extensión entre 1039 y 1047