No se han hallado aún en archivos españoles documentos que confirmen la latitud alcanzada y si realizaron avistamientos de tierras, sin embargo, el relato del marinero neerlandés Laurenz Claesz (en un testimonio sin fecha, pero probablemente posterior a 1607), documenta la latitud y la época.
El documento neerlandés, tal cual se puede notar, aunque ya distinguía la separación entre Tierra del Fuego y la Antártida aún mantenía la creencia de que el continente hoy llamado Antártida incluía a Australia y zonas próximas a las ecuatoriales islas Salomón en las que se suponían grandes minas de oro.
Otros historiadores atribuyen el primer avistaje de tierras antárticas al marino neerlandés Dirk Gerritsz, que habría avistado las islas Shetland del Sur.
[11] El foquero argentino Spiritu Santo al mando del capitán Francisco de Paula Fernández y cuyo propietario era Martín Elordi, fue seguido en septiembre de 1819 desde las islas Malvinas por el brig estadounidense Hercilia (cuyo segundo al mando era Nathaniel Palmer) alcanzándolo en la isla Decepción en las Shetland del Sur.
También en 1838 el francés Jules Dumont d'Urville descubrió la Tierra Adelia, Luis Felipe e isla Joinville, estas dos últimas al norte de la península Antártica.
En 1848 el futuro comandante argentino Luis Piedra Buena viajó a la Antártida como grumete del barco de William Smiley.
1927 y 1929, dejando testimonio de ello en el libro Cuatro años en las Orcadas del Sur y, como diplomático, desempeñó en nombre del gobierno argentino varias funciones vinculadas a la Antártida.
Fue en la primera mitad del siglo XX quien mediante publicaciones impresas y filmes quizás más tempranamente difundió entre la población la conciencia de una soberanía argentina en la Antártida.
[27] En 1951 se inauguró la primera base continental argentina en la Antártida, el Destacamento Naval Almirante Brown.
[28] El refugio argentino y un cercano refugio chileno deshabitado fueron destruidos y los marinos argentinos fueron entregados a un barco de ese país el 18 de febrero en las islas Georgias del Sur.
Un destacamento británico permaneció tres meses en la isla mientras la fragata patrulló sus aguas hasta abril.
Para ello, se acondicionará el aeropuerto de dicha base para poder recibir vuelos civiles.
Argentina ya realiza visitas turísticas a la Antártida, con cruceros que parten desde Ushuaia.
Tal relieve está constituido por rocas sedimentarias plegadas de las eras Mesozoica y Cenozoica.
La depresión mencionada forma una gran bahía en la cual se encuentran grandes islas tabulares subglaciares como las de Berkner, Quijada y Portillo.
Las dos principales cordilleras de la Antártida (si se exceptúan la subglacial cordillera Gamburtsev): los Antartandes y los montes Transantárticos se explayan por el oeste y el este de la Antártida Argentina.
El verano antártico dura la mitad de cada año, teniendo su clímax en enero.
A los momentos de "noche" iluminada durante el verano se les llama noches blancas; de este modo, durante los seis meses del invierno polar antártico (cuyo fulcro es en julio) la mayor parte del territorio se encuentra a oscuras o en penumbras, ya que el Sol se halla oculto tras el horizonte.
Las diferencias térmicas y los vientos pueden hacer que las precipitaciones nivales "blandas" se congelen y literalmente rueden, enroscándose, sobre las superficies sólidas ya antes congeladas produciendo el fenómeno llamado rollos de nieve.
Desde finales del siglo XX no se evidencia elevación alguna de las temperaturas en la zona.
Pueden incluirse dentro de las condiciones climáticas otros curiosos fenómenos que se dan en el mar, como las polinias, que consisten en extensas regiones del Océano Glacial Antártico que se mantienen libres de congelación durante casi todo el año, debido a que las aguas cálidas provenientes de latitudes más bajas del Atlántico se hunden en la zona de Convergencia Polar Antártica bajo las aguas frías.
Al chocar contra las barreras glaciares, las polinias afloran en determinados sitios, elevando la temperatura ambiente.
Las aguas que rodean al territorio, al ser frías y sin embargo en la profundidad encontrarse bajo el punto de congelación, son extraordinariamente ricas en fauna: bentos (esponjas antárticas), artrópodos y crustáceos como el krill rico en un pigmento rojo antioxidante llamado astaxantina, y especialmente anfipodos, moluscos (por ejemplo calamares gigantes), cetáceos, focoenidos, pinípedos; las aguas abisales no congeladas (tener en cuenta que por la salinidad de los mares glaciales antárticos su temperatura de congelación del agua no suele ser el 0 °C sino los -2 °C) poseen una extraordinaria fauna que recién a inicios del siglo XXI ha sido descubierta, por ejemplo peces cuya sangre y demás humores poseen substancias anticongelantes orgánicas.
En las costas y superficie de la banquisa abunda la avifauna, entre la que se destacan los pingüinos.
La mayor parte del territorio es un desierto helado, si bien puede considerarse también como una gigantesca reserva de agua dulce a escala planetaria.
Dado lo extremado del clima, el reino vegetal se ve muy restringido por las condiciones climáticas: algas en las aguas, y las simbiosis de algas y hongos conocidas como líquenes (entre estos se destaca el epilítico Xanthoria elegans).
Pese a todo, en las áreas costeras septentrionales de la península Antártica y en las Antillas del Sur se encuentran manchones de dos herbáceas fanerógamas; entre ellas destaca el clavel antártico (Colobanthus quitensis) y "céspedes" de tipo tundra como la gramínea "pasto antártico" (Deschampsia antarctica)[41] con musgos que aparecen en los prolongados veranos.
Las multicolores algas de nieve y las diatomeas son especialmente abundantes en las regiones costeras durante el verano; muchas veces áreas nivales costeras o influidas por el océano se encuentran coloreadas de rojo, verde o amarillo por otra alga, la: Chlamydomonas nivalis llamada «alga de la nieve» .
Por otra parte corresponde hacer mención de las «algas terrestres» siendo la más notoria la Prasiola crispa que se encuentra frecuentemente sobre las rocas.
Población del departamento a lo largo de los años, los datos provienen solamente de las bases argentinas (Orcadas, Marambio, Carlini, Esperanza, San Martín y Belgrano II):[3] Según lo establecido por el Tratado Antártico la presencia humana se reduce a las bases científicas (no militares aunque pueden tener personal militar no armado).