El agua dulce que cae como niebla, lluvia o nieve contiene materiales disueltos de la atmósfera así como material del mar y de la tierra sobre las cuales las nubes se desplazan.
En algunos casos esta lluvia ácida puede contribuir a la contaminación de los lagos y ríos.
El agua es un elemento crítico para la supervivencia de todos los organismos vivos en la Tierra.
Algunos mamíferos terrestres, tales como roedores del desierto, parecen sobrevivir sin beber, pero en realidad generan agua a través del metabolismo de semillas de cereales, y cuentan con mecanismos eficientes para conservar el agua.
Los pantanos tienen la mayor parte del resto de las aguas superficiales, y los ríos solo tienen una pequeña cantidad, especialmente el río Amazonas.
Extensiones importantes, tales como desiertos, se caracterizan por la falta de agua dulce.
Sin embargo, si a nivel local las actividades humanas consumen más agua dulce que se restaura naturalmente, esto puede resultar en una menor disponibilidad de agua dulce a partir de fuentes superficiales y subterráneas y puede causar graves daños al entorno y ambientes asociados.
El agua dulce es tal vez el recurso natural más conocido por todos nosotros y teniendo en cuenta que la población mundial sigue creciendo, y siendo este un recurso limitado, con proyecciones a una futura escasez, puede ser motivo de conflictos internacionales o globales.
[cita requerida] También es probable que el cambio climático resulte en un cambio en la disponibilidad y distribución del agua dulce en todo el planeta: «Si el calentamiento global continúa derritiendo glaciares en las regiones polares, tal como se pronostica, la disponibilidad de agua dulce puede disminuir.