La radiación solar, entre las mareas, el viento y la energía hidroeléctrica son recursos perpetuos que no corren peligro de agotarse a largo plazo.
Algunos recursos renovables como la energía geotérmica, el agua dulce, madera y biomasa deben ser manejados cuidadosamente para evitar exceder la capacidad regeneradora mundial de los mismos.
En comparación con los combustibles fósiles la energía que se obtiene de recursos renovables causa un menor impacto en el medio ambiente.
Los molinos, una tecnología mucho más antigua, aprovechan la acción del viento para efectuar trabajo físico como triturar el grano o bombear agua.
El término eólico viene del latín Aeolicus, ‘perteneciente o relativo a Eolo’ (dios de los vientos en la mitología griega).
Igualmente los aceites de plantas y semillas pueden ser usados como sustituto del diésel que no es renovable.
Las técnicas agrícolas que solo permiten un daño mínimo o controlado del medio ambiente son consideradas como agricultura sustentable.
Como resultado se crean espacios o poros que terminan causando la compactación y el eventual colapso del suelo.
La Unesco ha estudiado el tema del agua subterránea como recurso no renovable y de las políticas a seguir para su conservación: "Non-renewable Groundwater Resources".
La Unión Europea y otras organizaciones están tratando de regular esta pesca para proteger las especies en peligro.