Francisco de Toledo

Francisco de Toledo tenía quince años cuando en 1530 el rey Carlos I lo aceptó en su casa.

Siguiendo al emperador en su recorrido por Europa, el joven Francisco Álvarez de Toledo pasó por Roma, donde Carlos I desafió al rey de Francia Francisco I, lo que desencadenó otra guerra con dicho país (la tercera del reinado del emperador), entre los años 1536-1538.

Participó enseguida en la expedición a Argel, importante plaza turca del norte africano, campaña que culminó en fracaso debido al mal tiempo (1541).

En los años siguientes continuó al servicio de las armas imperiales, aunque también participó en las dietas, juntas y concilios.

En todo este tiempo Álvarez de Toledo estuvo cerca del emperador Carlos V.

Conoció las negociaciones de España con Inglaterra para iniciar una nueva guerra contra Francia.

Partió de Barcelona en 1543 con el emperador, rumbo a Italia y Alemania, durante la cuarta guerra contra Francia.

Desde Panamá avisó su llegada y envió una embajada a Lima, la capital virreinal, explicando el sentido de su misión gobernadora.

Práctico como era su costumbre y para demostrar la inutilidad de tales papeles los echó todos a la hoguera.

Con ello, tuvieron que sancionar la desobediencia indígena y ponerle fin a pleitos relacionados con la propiedad sobre la tierra.

En un acto público que quiso ser ejemplarizador, el último inca fue ajusticiado en septiembre de 1572 en la Plaza Mayor del Cuzco.

Toledo inició su gobierno en 1569 llevando a cabo una visita al virreinato, consiguiendo información sobre la demografía del territorio y la organización administrativa incaica.

[13]​ Amplió las calles y plazuelas, ubicó en la plaza mayor al centro, e inició la construcción de nuevos edificios públicos que la rodearon, como la Casa de Moneda, Cajas Reales, Iglesia Mayor y, al parecer, también el Cabildo.

La empresa fue un fracaso total, pues el objetivo de dominar a los chiriguanos no se cumplió.

Es fama que al presentarse ante el rey Felipe II este no le brindó todo el reconocimiento que esperaba, en parte porque le reprochaba ordenar la muerte del inca rebelde de Vilcabamba, Túpac Amaru I, y la persecución de su familia.

Se dice que las palabras de reproche del rey fueron textualmente: No parece verosímil esta versión ya que Túpac Amaru I había comenzado a ejercer un poder efectivo y no solo nominal y aún luego de su muerte, ocurrida en 1572, el rey Felipe II dejó a Álvarez de Toledo como virrey del Perú durante nueve años más.

La visita general que realizó en el Perú entre 1570-1575 permitió a Álvarez de Toledo conocer la realidad del país.

En base de todo ello revisó las anteriores ordenanzas, las complementó y dio otras nuevas.

Estas ordenanzas tuvieron gran importancia en la juridicidad del virreinato peruano y fueron aplicadas durante más de 200 años, hasta 1786, en que fueron reemplazadas por otras.

Álvarez de Toledo aconsejó al rey, inspirándose en las resoluciones del conde de Nieva, su antecesor en el Virreinato, en ceder solo algunas encomiendas a perpetuidad, las demás debían volver a la corona tras la muerte del encomendero o se darían por una o dos generaciones más.

El tema de las encomiendas nunca sería resuelto; en 1592, Felipe II suspendería toda polémica sobre dicho asunto.

Su política se basó en la concentración de la población indígena en lugares estratégicos del territorio, combinando así las necesidades mercantilistas en boga.

Ya el anterior gobernador Lope García de Castro había reducido 563 poblados antiguos a solo 40.

En carta al monarca Felipe II escribió el virrey Reglamentó la mita, antiguo sistema de trabajo obligatorio por turnos que los incas implementaron para la construcción de obras públicas y que los españoles reimplantaron transformando su sentido original.

Bajo los incas, el mitayo o trabajador indígena recibía la manutención del Estado y la retribución en bienes; en cambio, los españoles fijaron para cada mitayo un salario irrisorio, sumándose esta pesada carga laboral al tributo que el indio debía pagar al encomendero.

Las más odiadas por los indios fueron la mita minera y la obrajera [cita requerida] Reglamentó la recolección del tributo indígena, exigiendo que el pago fuera hecho en moneda, pese a lo cual los indios siguieron pagando en especie.

Todos estos informes, relatos, documentos e ilustraciones han sido de gran valor para el estudio del Incario.

Los españoles, desconociendo la muerte del anterior inca, habían enviado rutinariamente dos embajadores para continuar con las negociaciones en curso.

Este partió del Callao en abril de 1572, pero no logró ninguna victoria decisiva sobre los indios.

El virrey, como fiel representante del renacimiento español, supo combinar sus obligaciones tanto hacia con su patria, su rey y su Dios.

Francisco Álvarez de Toledo y su rúbrica. Grabado de Evaristo San Cristóbal, siglo XIX . Es la clásica imagen del virrey según la descripción de los cronistas: vestido de negro riguroso, espada al cinto y con una gran cruz verde de la Orden de Alcántara en el pecho.
Potosí. La primera imagen en Europa. Pedro Cieza de León , 1553.
Portada de la Segunda parte de la crónica de Sarmiento de Gamboa , referente a la historia de los incas
Celebración de un Auto de Fe en la Plaza Mayor de Lima
Ejecución del inca Túpac Amaru I , según un dibujo de Guaman Poma de Ayala .
Facsímil de la provisión del Virrey Álvarez de Toledo , del 25 de abril de 1577, dotando con 13 000 pesos de renta anual a la Universidad de San Marcos
Monumento a Francisco Álvarez de Toledo ubicado justo al lado del Cabildo de Salta , Argentina .