En 1567 se agudizaron los problemas del Imperio español sobre todo en Flandes, hasta tal punto que el rey Felipe II decidió solucionarlos personalmente in situ.
Poco después, se le elige miembro de la junta que se había constituido para el proceso del príncipe Carlos, hijo del rey.
Felipe II le tenía en tal aprecio y consideración que un año después mandó comprar para Espinosa algún lugar para establecer su casa con el título de marqués (a expensas del propio rey).
Fue enterrado en una capilla, que él mismo había fundado un año antes a sus expensas, en la iglesia de la villa, en un mausoleo con una magnífica escultura orante del cardenal en mármol y alabastro realizada por Pompeo Leoni.
Fue un hombre muy recto y por eso mismo, a lo largo de su vida se fue creando bastantes enemigos políticos.