El almojarifazgo era un impuesto aduanero que se pagaba por el traslado de mercancías que ingresaban o salían del Reino de España o que transitaban entre los diversos puertos (peninsulares o americanos), equivalente al actual arancel.
[1] Los que lo cobraban se llamaban almojarifes, nombre que también llevaban los tesoreros encargados de la totalidad de la Real Hacienda.
[2] Fue creado en la Corona de Castilla por Alfonso X, junto con la alcabala, para gravar la actividad generada con el desarrollo del comercio interior y exterior.
En los últimos años del reinado de Alfonso XI se consideró posible la definitiva sustitución de los antiguos almojarifes hebraicos por tesoreros y administradores cristianos, aunque mantenía la excepción en la corte.
El almojarifazgo era un Derecho que se pagaba por los géneros o mercaderías que salían del reino, por los que se introducían en él, o por aquellos con que se comerciaba de un puerto a otro dentro de España.