Los principales precursores fueron Honoré de Balzac (1799-1850) que, con obras como La Comedia Humana, impuso en la novela un fin moral y social.
Muerto el rey, su segunda esposa, María Cristina asumió la Regencia hasta 1902, año en que comenzó a reinar su hijo Alfonso XIII.
La novela realista de este periodo se caracteriza por: Antes de que se adoptase el realismo como una estética general en la narrativa española hubo un periodo en que este empezó a mostrarse a través del costumbrismo romántico, del que se toma el método descriptivo, y las últimas formas de un equilibrado y burgués neoclasicismo, del que se toma el lenguaje y el afán educador o moralizante.
Autores menos atendidos por la crítica son Jacinto Octavio Picón (1852-1923) y José Ortega Munilla (1856-1922).
Esta influencia se aprecia claramente en Cuentos amatorios (1881), Historias nacionales (1881) y Narraciones inverosímiles (1881).
Al naturalismo radical pertenecen ya Eduardo López Bago (1853-1931), su amigo Alejandro Sawa (1862-1909), Rafael Vega Armentero (1852-1893), Ricardo Macías Picavea (1847-1899), José María Mateu Aybar (1847-1929), José Zahonero (1853-1931), Alfonso Pérez Gómez Nieva (1859-1931),Manuel Martínez Barrionuevo (1857-1917) y Silverio Lanza entre otros muchos.
Así, el Naturalismo adopta una concepción materialista y determinista de las personas, que no son responsables moralmente, pues son resultado del ambiente que les rodea y de la herencia.
En este texto de crítica literaria, sostiene que el novelista es observador y experimentador.
De ello trata la propia Emilia Pardo Bazán en su artículo La cuestión palpitante, que sí se consideraba en dicha escuela.
También se han considerado naturalistas pasajes de autores como Benito Pérez Galdós, pero fue explícitamente rechazado por la mayoría.
Otras obras importantes son Doña Luz (abordando cuestiones de vocación religiosa) y Juanita la Larga.
Comenzó su producción literaria como costumbrista: inclinado al realismo con dotes de observación, publicó Escenas montañesas.
A esta segunda época pertenecen relatos como Sotileza (epopeya de unos pescadores cántabros) y La puchera.
La que es considerada su obra maestra es Peñas arriba (1895), cuyo bucolismo descriptivo y el casticismo de su estilo puede parecer hoy en día obsoleto.
Fue político además de escritor y en su ideología evolucionó desde posturas liberales a más tradicionalistas.
[2] Visitó por primera vez París en 1867, siguiendo la estela de Balzac, escritor al que admiraba desde su juventud.
Novelas En su primera época (1867-1878), Galdós expresó con cierta contundencia su desacuerdo frente a la intolerancia y la hipocresía.
Así ocurre en novelas como Doña Perfecta, Gloria, La familia de León Roch o Marianela.
Más tarde, entre 1881 y 1915, con tesis progresistas pero más humanizadas y profundas, Galdós publicó las bautizadas por él como "novelas españolas contemporáneas" cuyo conjunto se ha considerado la replica española de la "comedia humana" de Balzac; la mayoría de ellas tienen como escenario común el Madrid del siglo XIX y abarcando los muy diversos tipos del conjunto de clases sociales, desde una mirada personal; como concluye Joaquín Casalduero "...su amargo pesimismo al contemplar la realidad española, se deshace en ironía, optimismo y bondad al soñar en un futuro mejor".
Leopoldo Alas nació en Zamora (1852), aunque él siempre se sintió profundamente asturiano.
Sus artículos evidencian su gran conocimiento y rectitud de juicio (expresado en muchas ocasiones con hiriente sarcasmo).
Reflejó sus ideas políticas, sociales y antirreligiosas en La catedral o en La bodega, aunque como se ha comentado anteriormente, su fama se debe en gran parte a Los cuatro jinetes del Apocalipsis, que trata sobre dramas familiares durante la Gran Guerra.
Cierto es que hacia la segunda mitad del siglo XIX la novela evolucionó rápidamente hacia el Realismo, pero esto no ocurrió con la lírica y en el teatro, cuya transformación fue menos violenta y aún continuaron impregnados de romanticismo hasta final de siglo.
Dicha sociedad, que estaba sentando las bases del capitalismo y dando los primeros pasos de industrialización del país, no dejó cabida para las personas que admiraban el arte de forma desinteresada.
En cualquier caso, Campoamor explicó sus ideas innovadoras en Poética, en la que dice: Gaspar Núñez de Arce (1834-1903), nació en Valladolid.
Escribió dramas, como El haz de leña, que trata sobre del tema del príncipe don Carlos, hijo de Felipe II, un tema ya tratado por Schiller; aunque su obra mejor valorada está constituida por sus poesías y sus poemas extensos.
Junto a ello, se intentaba revitalizar los anticuados valores conservadores de la honra con las iniciativas para hacer revivir el drama histórico romántico por parte de Manuel Tamayo y Baus o por parte del neorromanticismo del matemático José Echegaray.
Echegaray trató de combinar dos elementos incompatibles: un romanticismo exagerado con el positivismo y realismo latente en su tiempo.
Estuvo en permanente contacto con el teatro y abarcó en sus obras gran variedad de temas.
Menéndez Pelayo fue quizá la figura cumbre de la cultura española en el siglo XIX, maestro del pensamiento, la historia y la crítica contemporánea.