José Ortega Munilla

Buena parte de su carrera estuvo ligada al periódico El Imparcial, del que llegó a ser director.

En 1916 viajó con su hijo por Argentina, pero al volver el médico le aconsejó retirarse la mayor parte del tiempo en Vitoria.

En Cleopatra Pérez (1884), su novela más acusadamente naturalista, la protagonista que presta su nombre a la novela, querida del duque de Ripamilán, tiene un hijo de este noble: Valentín, abandonado y adoptado por el matrimonio Rubín.

Al morir el duque, lega a su hijo una fortuna, por lo que Valentín vuelve con su madre.

Las circunstancias oscurecen esta paternidad y Cleopatra reniega por segunda vez de su hijo, que se sucida.

Otras novelas suyas son La cigarra (1879), cuyo asunto continuó en Sor Lucila (1880), sus primeras novelas, tan excesivamente sentimentales que cabe llamarlas lacrimógenas; El fauno y la dríada (1882); Idilio lúgubre (1887) y La señorita de Cisniega (1918).

Escribió también las novelas Don Juan Solo, un estudio psicológio sobre la soledad; Panza al trote (1885), donde anticipa los fundamentos de la estética que más tarde se llamará tremendismo; El tren directo (1880), su obra más querida y elogiada por Leopoldo Alas, de carácter costumbrista, y El paño pardo.

Ortega Munilla en su despacho fotografiado por Franzen ( Blanco y Negro , 12 de enero de 1901)
Ortega Munilla caricaturizado por Lengo en Alma Española (1904)
De Madrid al Chaco