De formación autodidacta, estudió en las Escuelas Pías de San Fernando, en pleno barrio madrileño de Lavapiés,[1] del que extrajo material abundante para el género en el que se especializó: la zarzuela chica.
Empezó a colaborar con Carlos Fernández Shaw en 1896 con Las bravías, adaptación de La fierecilla domada de Shakespeare, y al año siguiente repetían colaboración con una obra de ambientación más castiza, La revoltosa, estrenada en el Teatro Apolo con un éxito clamoroso.
López Silva y Fernández Shaw mantuvieron su colaboración en piezas posteriores como La chavala (1898), Los buenos mozos (1899), y El alma del pueblo (1905).
López Silva colaboró, además, con José Jackson Veyán, Sinesio Delgado, Julio Pellicer y Carlos Arniches.
A partir de 1915, en que el género chico empezó a decaer en el gusto del público, López Silva se convirtió en empresario teatral y llegó a realizar varias giras por países de Hispanoamérica como Argentina, donde falleció.