La Regenta

Asimismo, la crítica ha venido señalando, desde el momento de su publicación, los vínculos entre La Regenta y Madame Bovary (1857), del escritor francés Gustave Flaubert.[4]​[5]​ En su argumento se basó la versión cinematográfica homónima de 1974 dirigida por Gonzalo Suárez y protagonizada por Emma Penella.De 1995 data la serie para televisión homónima, dirigida por Fernando Méndez Leite, con Aitana Sánchez-Gijón y Carmelo Gómez como protagonistas.Entre ellos destaca el quebrantamiento del dogma de la total objetividad, pese a que el autor se esfuerza en permanecer oculto en ocasiones en que, quizá obedeciendo a un impulso irresistible, la voz del narrador se dirige directamente al lector.En La Regenta, el determinismo viene marcado por la presión de la ciudad sobre los personajes principales.Desde otro ángulo, Ana representa el idealismo torturado, que sucumbe lentamente ante la hipocresía de su entorno.A través de Vetusta, Clarín critica con ironía todos los estratos sociales: la aristocracia decadente, el clero corrupto, las damas hipócritas y los partidos políticos.Todo ello configura una atmósfera social asfixiante y opresiva, contra la que Ana Ozores se enfrenta.Mientras que los personajes principales (Ana Ozores y el Magistral) fueron creaciones íntegras de Clarín,[8]​Este autor considera que, al elegir este título, Clarín no solo indica que Ana Ozores ha de ser el centro y el fin de la novela —indicación, por otro lado, necesaria, debido al universo casi infinito de personajes y retratos que cruzan la historia—, sino también una crítica a una sociedad aristocrática atrasada, conservadora y beata.[11]​ Mesía es descrito por el narrador como una versión masculina de Margarita Gautier, un joven de buen ver con una definida vocación de don Juan, hacia el que Ana no es indiferente, y que representa una tentación a la que está dispuesta a no sucumbir, o al menos a mantener en un nivel puramente platónico.Ana Ozores y don Víctor Quintanar, exregente de Vetusta, forman un matrimonio que se reduce a un simple formalismo social.Claramente sorprende al lector la empatía con la que Leopoldo Alas retrata a su protagonista, el único ser realmente puro e inocente de la novela y, sin embargo, el único que recibe castigo por sus actos.Don Carlos era librepensador y se propuso contrarrestar la viciosa educación que Ana había recibido del aya.Es entonces cuando Ana empieza a manifestar sus tendencias y aspiraciones personales que, una tras otra, serán segadas apenas aparezca su brote.Este elemento presenta un interesante paralelismo entre adulterio y sacrilegio, a la vez que expone la verdadera tragedia de la historia: dos espíritus superiores, dos almas gemelas condenadas a no estar nunca juntas (el uno, por sus votos de celibato; la otra, por sus votos matrimoniales).Por eso, cuando el adulterio de Ana Ozores se resuelve dramáticamente, todos le volverán la espalda.[20]​ La Regenta supone una crítica irónica pero despiadada a las instituciones y al sistema político salidos de la Restauración.La conclusión cae por su propio peso: en Vetusta (y por ende, en la España de la época) el sistema está doblemente corrompido.[4]​ Clarín defiende (inicialmente en La Regenta y, mucho más ferozmente, en Su único hijo, su segunda novela) una religión de la familia, enunciada, irónicamente, por el personaje ateo de Vetusta, quien, en el capítulo XXVI, se confiesa: «Al fin sí existe una religión, la del hogar».El propio Clarín es plenamente consciente de haber escrito una obra maestra; en mayo, le escribe a su amigo José Quevedo:[23]​Los que apoyaban a los sublevados en Oviedo colocaron unas orejas de burro al busto y luego lo dinamitaron.[31]​ En la actualidad, se suele admitir que La Regenta es la mejor novela española del siglo XIX y la segunda más importante tras el Quijote.[32]​ Además reconocemos en este relato un «significado moral hondamente cristiano»; la obra vendría a ilustrar «la infinita aspiración amorosa del alma en diaria lucha con un mundo corrompido que mezcla, trastoca y envilece el apetito de la carne y la ansiedad de Dios».[4]​ Pese a su indudable valor literario y artístico, La Regenta fue excluida de la mayoría de los cánones literarios españoles por motivos políticos; lo cual, sin duda alguna, impidió que alcanzara un merecido prestigio a nivel internacional.Fue llevada al cine en el año 1974, dirigida por Gonzalo Suárez, producida por Emiliano Piedra y con guion de Juan José Porto.También Orson Welles estuvo brevemente interesado en la idea, tras haber trabajado con Emiliano Piedra en Campanadas a medianoche.Sobre la elección del director, el crítico de cine Miguel Marías llegó a declarar:En el año 2010 varios medios publicaron información en torno a un supuesto proyecto del director José Luis Garci de rodar un docudrama en 3D sobre La Regenta, financiado por el Principado de Asturias,[39]​ pero la producción no se llevó finalmente a cabo.[43]​ En 2022 se publicó La Rexenta contra Drácula, novela corta en lengua asturiana del escritor Adrián Carbayales, que transforma al personaje de Clarín en una agente secreta y la enfrenta con el vampiro de Bram Stoker.
Escultura dedicada a «la Regenta» en la plaza de la catedral de Oviedo .
Ana Ozores.
Fermín de Pas y Petra.
El personaje de Emma Bovary en el frontispicio de una edición francesa de 1931 de la novela Madame Bovary (1857), de Gustave Flaubert .