Madrid galdosiano

[1]​ Un mérito que, si ha de considerarse como tal, Galdós, sin duda, jamás pretendió; pues antes que literarias sus preocupaciones siempre tuvieron como objetivo «adentrarse en el alma española... descubrir el ser español, saber ¿qué es España?».

Lo recibió «el Madrid isabelino, agradable, atractivo, simpático, de vida fácil, donde, aunque sea inexplicable, se podía vivir sin trabajar».

[7]​[8]​ Otro "domicilio alternativo o lugar de peregrinación" del joven Galdós fue el paraíso del Teatro Real, a cinco minutos de la pensión, una novedad apasionante para el melómano provinciano.

El establecimiento, propiedad de Jerónimo Ibarburu y su esposa Melitona Muela, aparecerá más adelante en su novela El doctor Centeno (1883) presentado como "pensión de doña Virginia", donde a lo largo de su obra entrarán y saldrán personajes (como Alejandro Miquis, que morirá en ella).

[18]​ Gracias a una colección de letras mercantiles firmadas por Galdós y conservadas por su nieto, Benito Verde Pérez-Galdós,[19]​ se enumeran una serie de domicilios relacionados con Galdós, que no fueron su vivienda habitual familiar, pero en los que de algún modo vivió, trabajó o pasó parte de su tiempo, por motivos comerciales u otros desconocidos aún para los biógrafos —al inicio del siglo XXI—; esas direcciones son: Hortaleza 29 (1881), Fuencarral 53 (1893), Santa Engracia 46 (1894) y San Mateo (1885).

[20]​ Desde ella movió sus peones en la gran partida del ajedrez editorial, que Galdós, tan buen escritor como mal empresario, perdió en un jaque final frustrado y litigante, que a punto estuvo de llevarlo a la ruina.

En el piso principal de esa casa con jardincito, en un barrio entonces apacible, vivió Galdós hasta 1914.

[37]​ El Madrid "naturalista" de Galdós se muestra en esta novela pseudo-autobiográfica con su perfil más estrambótico.

[42]​ En él cruzan sus destinos tres personajes principales: Amparo Sánchez Emperador, doblemente seducida por Pedro Polo (el padre Polo, sacerdote sin vocación) y Agustín Caballero, indiano y pícaro redimido.

[48]​ Un Madrid que impregna la narración cediendo a sus habitantes el protagonismo físico a través del núcleo familiar de su protagonista José María Bueno de Guzmán.

[52]​ Así lo han referido hispanistas y galdosistas, desde Leopoldo Alas (Clarín) a Pedro Ortiz-Armengol.

Ortiz-Armengol cita algunos nombres como posibles modelos del personaje, entre ellos el de Santiago Alonso Cordero y el del mago financiero, "mecenas y misterioso" José Lázaro Galdiano, conocido de Galdós.

Desde el vértice geográfico de la casa del usurero Francisco Torquemada en la calle Tudescos,[nota 11]​ las cuatro novelas del ciclo dedicado a este personaje y sus víctimas, trazan itinerarios comunes por las calles Preciados, Carmen, Salud, Luna, San Blas, Ave María, Silva, Toledo, Alameda (antigua calle de la Leche), Humilladero, San Bernardo, Espoz y Mina, la Carrera de San Jerónimo, Infantas, Bailén o la Costanilla de Capuchinos y las Cavas Alta, Baja y de San Miguel.

Además de enclaves tan madrileños como la Puerta del Sol, Puerta Cerrada, La Bombilla, Cuatro Caminos, Tetuán, Chamberí, la Plaza Mayor y la Plaza de Oriente, Alcalá, Atocha y la Gran Vía, el Paseo del Prado y el de Recoletos.

[61]​ En Nazarín, Galdós se traslada al extrarradio de Madrid, acompañando las andanzas del sacerdote manchego don Nazario Zaharín, mezcla galdosiana de quijote y Cristo.

Si acaso, por defecto estadístico, la circunstancia de que Galdós repita escenarios madrileños antes aparecidos en otras novelas del ramo: Ángel Guerra, Fortunata y Jacinta, Halma, Nazarín y Torquemada.

[66]​ Completan el cuadro cafés, tabernas y figones que así mismo podrían adjetivarse 'galdosianos'.

[67]​ De las cuarenta y siete novelas, agrupadas en cinco series, que componen los Episodios Nacionales, al menos en 26 de ellas hay una presencia notable del Madrid "épico-literario" del siglo XIX.

[68]​ Se pueden incluir también tres episodios en los que la capital española aparece en grado menor (indicados entre paréntesis en la tabla subsiguiente):

[79]​ Y aún un siglo después, la ciudad galdosiana impondrá su sello en novelistas contemporáneos como Arturo Pérez-Reverte o Juan José Millás.

Balcones de la Plaza Mayor de Madrid .
"Costumbres populares de Madrid. La romería de San Isidro". Dibujo de Daniel Perea , publicado en La Ilustración Española y Americana en mayo de 1875.
Vista de la fachada de la tienda-editorial de las obras de Galdós, en el núm. 32 de la calle de Hortaleza, hacia el año 1900. Foto de Christian Franzen .
Placa dedicada a Galdós en el lugar donde estuvo su última casa, en la calle de Hilarión Eslava .
Grabado del comercio en el Madrid galdosiano en el periodo histórico en el que transcurren la trama de la novela protagonizada por Rosalía Pipaón de Bringas.
Atrio de la iglesia antigua de San Ginés de Madrid, 1867, cuadro de Raimundo de Madrazo ( Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana , Cuba ).
La romería de San Isidro (1819-1823). La oscura turba de los majos madrileños vistos por Francisco de Goya en sus Pinturas Negras .
La castiza reunión de "majos decentes" en torno a la fuente de Lavapiés (hacia 1870), vista por Francisco Pradilla y Ortiz , en un dibujo publicado en La Ilustración Española y Americana .